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Cachitos de dopamina

  • Al escuchar música el cerebro se llena de dopamina, la hormona del placer
  • Un curioso proceso que esconde mucha ciencia
  • Además de ser universal, la música sirve como terapia

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Al escuchar música tu cerebro está a tope de dopamina. Y mientras la escuchas tu cerebro hace predicciones constantes sobre cuál es la siguiente nota.
Al escuchar música tu cerebro está a tope de dopamina. Y mientras la escuchas tu cerebro hace predicciones constantes sobre cuál es la siguiente nota.

¿Disfrutas con 'Cachitos de hierro y cromo', nuestro programa hermano, que nos precede en la parrilla? Normal, son unos maestros de la selección musical. Pero más allá de la buena mano de nuestros compañeros, en esas sensaciones que sientes cuando oyes una vieja canción sacada del baúl de los recuerdos hay mucha ciencia.

Para empezar te diremos que cuando empiezas a ver Órbita Laika, si has sido un buen televidente de La 2 y has visto antes Cachitos, tu cerebro estará a tope de dopamina, la conocida como hormona del placer. Y eso porque tu cabeza lleva de serie todos los componentes necesarios para procesar la música.

Mientras la escuchas tu cerebro hace predicciones constantes sobre cuál es la siguiente nota. Tu núcleo caudado conecta con el córtex frontal, libera dopamina y activa todo el circuito neuronal de predicción del futuro. Pequeñas dosis de placer llegan cada vez que la nota esperada se corresponde con la que suena.

La música, junto con el lenguaje, es una seña de identidad de todo ser humano. Esto no es casualidad, nuestro cerebro parece construido para procesarla, ambos hemisferios tienen zonas asociadas a la experiencia musical: el derecho está más relacionado con el reconocimiento de la melodía y la métrica; el izquierdo con el tono y el ritmo.

Música como terapia

El ser humano y la música son casi inseparables. Incluso las personas con sordera profunda podrían tener una musicalidad innata. Los sordos son capaces de amar la música y percibir el ritmo en forma de vibraciones, no de sonido. También puede servir como terapia: en pacientes con afasia, que tienen problemas para hablar a causa de una lesión cerebral se ha demostrado que cantando les salen las palabras que no les salen hablando.

También puede servir de terapia a enfermos de Parkinson, a quienes les cuesta mucho empezar y continuar una acción, como por ejemplo caminar. Una estrategia muy fácil para ayudarlos es ponerles música con mucho ritmo y esto les facilita enormemente el movimiento. Según el neurocientífico Robert Zatorre, la música es universal.

No existe ni ha existido cultura humana que no tenga música. Pensemos en bodas, fiestas, entierros… Es impensable que exista un rito social o un momento importante en la vida sin música. Su función principal es la de cohesión social ya que a través de ella el grupo se siente unido en un acto o en un estado de ánimo, como pasa con los himnos nacionales, de fútbol o en las fiestas que montas en tu casa. Así que ya sabes, cuando arranque Órbita Laika y veas a Ángel Martín acercarse al piano, no cambies de canal y deja que la dopamina se apodere de tu cerebro.