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Casi 50 años de orgullo gay

  • Una redada en 1969 en un bar está en el origen del desfile del orgullo gay
  • Los derechos de los homosexuales han mejorado notablemente desde entonces
  • Un histórico debate sobre la homosexualidad en La Clave (1983)

Por
Informe semanal - 30 años del orgullo gay (2007)

La noche del 28 de junio de 1969, la policía de Nueva York practicó una histórica redada en uno de los por entonces escasos bares de ambiente de la ciudad de los rascacielos. Aunque el motivo de la operación policial era supuestamente el control del consumo de alcohol, detrás había un claro trasfondo homófobo. Imágenes de la época dan fe de ese clima de intolerancia hacia las personas con preferencias sexuales diferentes.

Dice la leyenda que cuando los policías irrumpieron en el Stonewall Inn (nombre del bar sito en el Greenwich Village) estaba sonando la canción Over the Rainbow, interpretada por Judy Garland (fallecida sólo unos pocos días antes y ya convertida en icono gay). Las personas que se hallaban en el local opusieron resistencia, lo que representó el comienzo de una auténtica batalla campal en el barrio que se saldaría al cabo de tres días con una persona muerta y varias heridas.

Éste es el origen del Día del Orgullo Gay, instaurado oficialmente en 1985 por una conferencia internacional de asociaciones homosexuales. Sin embargo, las primeras marchas organizadas anuales están fechadas en 1970 en Estados Unidos, con motivo del primer aniversario de los sucesos del Stonewall. El primer desfile en España, que tuvo lugar en Barcelona, se remonta a 1977.

El reconocimiento social de gays y lesbianas (también de transexuales, bisexuales, intersexuales y queers) ha experimentado un espectacular avance en las últimas décadas en los países occidentales. España, donde en 2005 se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, es precisamente uno de los Estados más avanzados a este respecto. No era así hace solo unos lustros, tal como se observa en unas imágenes rodadas en la calle en 1981. No obstante, sigue siendo un colectivo perseguido en numerosos países; en algunos de ellos, las prácticas homosexuales están incluso castigadas con la muerte.