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Bon Iver conquista Madrid con su salto impecable de la música intimista a la grandiosa

  • Justin Vernon y sus ocho músicos ofrecen una lección magistral en Vistalegre
  • Sonaron temas de su segundo disco, Bon Iver, y clásicos de su álbum de debut

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Setlist del concierto de Bon Iver en Madrid, Palacio Vistalegre, 28 octubre 2012:

1. Perth

2. Minnesota, WI

3. Michicant

4. Towers

5. Creature fear

6. Hinnom, TX

7. Wash

8. Woods

9. Holocene

10. Blood bank

11. Skinny love

12. Calgary

13. Beth/Rest

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14. The wolves (Act I & II)

15. For Emma

Muchos acudieron esperando ver a ese hombre con barba y gorro invernal que, con una voz en falsete y una guitarra acústica, toca canciones que llegan al alma de ese hipster amante desesperado del pop-folk contemporáneo.

No. Ése era el Bon Iver de 2008, del que leímos en Pitchfork, del que no sabíamos si era grupo o artista y de quien apenas encontrábamos una foto que acompañara a aquel For Emma, forever ago.

Después llegó el EP Blood bank y el homónimo Bon Iver; también múltiples proyectos en paralelo, los Grammy y, por fin, su concierto en Madrid. Y allí nos dimos cuenta de que Bon Iver son nueve: son Justin Vernon y ocho músicos fuera de lo común.

Juntos, tomaron Vistalegre convertidos en una banda con una enorme capacidad de convocatoria después de haber madurado musicalmente en una dirección con tendencia a lo minimal hecho grandioso.

Justin Vernon, un artista único

Con un arranque igual al de su segundo disco (con el sonido ambiente de "Perth" y "Minnesota, WI"), Bon Iver ya había deslumbrado al público madrileño con su capacidad vocal y sus infinitos arreglos de viento, percusión y guitarra.

Hubo momentos cumbre, como los loops con auto-tune en "Woods" (y un público entregado entre alaridos de admiración) o la demoledora interpretación de "Creature fear" (la primera que cayó de su primer disco), que arrancó con un casi desconocido Vernon de voz gravísima.

También hubo dos baterías, un set de percusión, diálogos de tres guitarras, sintes, trompeta, trombón y saxo para crear esa atmósfera única que el artista de Wisconsin otorga a sus nuevas y antiguas composiciones, haciendo que cada pieza resulte imprescindible.

Éxitos y Bon Iver casi al completo

Así, sonaron ocho de los 10 cortes de Bon Iver, un par de Blook bank y, claro, el cierre deseado con "The wolves" y "For Emma", ese tema que, por lo sencillo y lo honesto, sigue siendo una de las grandes canciones de nuestro tiempo. Una descarga de sensibilidad que ataca a los corazones sin avisar, palpitantes al entrar en contacto con la música de verdad, la que suena mejor en directo y que solo pueden crear unos pocos.

Es la suerte de haber coincidido y conectado con unos de los artistas más interesantes de los últimos años. La suerte de haber acudido a su llamada y haber coreado “what might have been lost?” según su petición para no tener que preguntarnos lo que nos hubiéramos perdido si esa noche no hubiéramos estado allí, arrodillados ante la magia de Bon Iver.

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