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Miguel Ángel y Sebastiano: dos amigos visitan la National Gallery

  • El museo de Londres exhibe obras de los dos artistas del Renacimiento
  • Sebastiano fue el único amigo que Miguel Ángel conservó a lo largo de los años
  • Se exponen pinturas, esculturas, dibujos y correspondencia

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Retrato de Miguel Ángel, sobre 1518-20. Probablemente de Sebastiano del Piombo. Galerie Hans, Hamburg. © photo Archivio Opificio delle Pietre Dure, Florence
Retrato de Miguel Ángel, sobre 1518-20. Probablemente de Sebastiano del Piombo. Galerie Hans, Hamburg. © photo Archivio Opificio delle Pietre Dure, Florence

Hay consenso sobre un aspecto de la personalidad de Miguel Ángel Buonarroti: era intransigente en las relaciones personales. “El Divino” era también, hosco, individualista, asocial, irascible y parecía exigir a los demás estar a su altura. Por eso, su larga amistad un artista coetáneo, Sebastiano del Piombo, ha llamado la atención de la National Gallery londinense, que expone obras de ambos del 15 de marzo al 25 de junio.

A través de setenta trabajos que incluyen pinturas, esculturas, dibujos y la correspondencia de ambos, se traza la evolución de su amistad, mutua influencia y de paso se recorre un tiempo y lugar capital de la historia del arte.

Todo se inicia en 1511 en Roma, donde los artistas rivalizaban por ser favoritos de mecenas e Iglesia católica. Sebastiano, diez años más joven que Miguel Ángel, llegaba a la ciudad como un joven pintor que llegaría a ser considerado el mejor pintor veneciano de su época. No es poco mérito, pero palidece frente a la pléyade que encabezaban Leonardo, Rafael o el mismo Miguel Ángel.

Miguel Ángel trabajaba entonces en la Capilla Sixtina. Además de su proverbial perfeccionismo, tenía otra obsesión: Rafael Sanzio. El éxito del pintor de Urbino trastornaba a un Miguel Ángel egocéntrico, pero con cierta inseguridad. Sebastiano era el único pintor podía hacer sombra a Rafael así que su alianza con Miguel Ángel nace como un intento de unir fuerzas para hacer frente al rival común.

'Piedad', 1975 (copia de la Pietà, de Miguel Ángel 1497-1500, San Pedro, Vaticano) Museos Vaticanos y 'Piedad' (sobre 1512-16), de Sebastiano del Piombo, tras algunos dibujos de Miguel Ángel. Museo Civico, Viterbo © Comune di Viterbo. noticias

En Londres puede verse la Piedad de Sebastiano, que rara vez ha salido del Museo Cívico de Vierbo, una muestra de su colaboración que refleja la distinta visión de ambos. Es el primer paisaje nocturno a gran escala de la historia de la pintura y original por la separación de los cuerpos de Cristo y la Virgen.

Miguel Ángel, que rara vez terminaba sus obras, ayudó a completar otras obras de Sebastiano como la decoración de la Capilla Borgherina de San Pietro o Resurección de Lázaro.

Pero son las grandes esculturas de Miguel Ángel las grandes atracciones de las que presume la National Gallery, como una de las réplicas de la Piedad, prestada por los Museos Vaticanos, o el Cristo Resucitado, de su vecino Museo Británico.

Miguel Ángel fundía las amistades con su carácter y su marcha a Florencia en 1517 es una de las claves de que mantuviera buen trato con Sebastiano, que permanecía en Roma. En las 37 cartas de su correspondencia (30 de Sebastiano de Miguel Ángel y 6 al contrario) se aprecia su distinta personalidad. Miguel Ángel esmeraba estéticamente su caligrafía, y su lenguaje era personal y poético; Sebastiano, más respetuoso, guardaba las formas de la correspondencia comercial. Pero se deshacía en afecto a Miguel Ángel, que fue padrino de uno de sus hijos.

Según se recuerda al final de la exposición, tras morir Sebastiano, Miguel Ángel tuvo palabras desabridas para su amigo, calificándole de artista vago y poco constante. Al parecer, un leve desprecio era lo máximo a lo que se podía aspirar del gran artista del Renacimiento.