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Bruce Springsteen y su muro de sonido hacen temblar Madrid

  • La mala acústica deslució el concierto del Boss en el Santiago Bernabéu
  • Springsteen y la E-Street Band brillaron en lo musical en su última escala en España
  • Más de 55.000 personas disfrutaron con un recital de más de tres horas

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Bruce Springsteen concluye su paso por España con un lleno en Madrid

En el largo idilio que mantienen Bruce Springsteen y el público español desde hace 35 años, el concierto que ofreció el Boss este sábado en el Santiago Bernabéu no figurará como uno de los momentos más recordados.

Desde luego a Springsteen y a su eterna E-Street Band no se les puede poner un 'pero' en lo musical ni en la entrega que, durante las 3 horas y 18 minutos de concierto, ofrecieron sobre las tablas del coliseo madrileño. Lo que sucede es que el sonido durante buena parte del recital fue sencillamente infame y solo mejoró -aunque sin grandes alardes- en su recta final.

La acústica fue responsable de que en los primeros compases del concierto parte del público reaccionara de forma titubeante: por un lado, saltando de alegría por tener cerca a su ídolo; pero a la vez, incrédulo al comprobar que el arranque con "Badlands", uno de los temas más celebrados de su discografía, era apenas reconocible por culpa de la cacofonía que escupían los altavoces.

Homenaje a The river

Volvía el Boss a Madrid tras su paso por Barcelona, San Sebastián y Lisboa en el arranque de su gira europea, "The River Tour", en la que rinde homenaje a uno de sus discos más importantes pero del que cada vez interpreta menos piezas: anoche en el Bernabéu fueron solo siete.

Afortunadamente, y al contrario de lo que acostumbran las grandes estrellas del rock, el repertorio que Springsteen despliega cada noche es una auténtica incógnita, en el que aparecen temas de todas las épocas, rarezas y versiones. Algo que solo es posible gracias al respaldo de The E-Street Band, la mejor banda de rock del planeta, que aguanta el ritmo imparable de su líder y le aporta un muro sónico imponente.

Tras la pieza inicial, y sin pausa, Springsteen atacó de un tirón "My love will not let you down" y "Cover me" antes de interpretar el primer bloque de temas de The River: "The ties that bind", "Sherry Darling" y "Two Hearts", que enlaza con la más reciente "Wrecking ball".

Audiencia entregada

A estas alturas el sonido parecía haber mejorado. O simplemente nos habíamos resignado y solo quedaba disfrutar de la entrega de Springsteen quien, como acostumbra, ya se había sumergido en la marea humana de las primeras filas. Es esa imagen, la de hombre sencillo y alejado del rock-star al uso, la que engrandece la figura de uno de los mejores compositores e intérpretes de la historia del rock'n'roll.

"Estamos muy contentos de estar en vuestra preciosa ciudad", chapurreó en castellano el Boss ante una enloquecida audiencia antes de atacar la descarnada "My city of ruins", que interpretaba por primera vez en esta gira.

Una pausa antes de volver a elevar el tono con "Hungry heart" -que cantó el Bernabéu en pleno-, "Out in the streets" y "The promised land".

Springsteen cumplió con el ritual de interpretar un tema a petición del público -"Tapped" fue la elegida- y nos ofreció uno de los momentos más emotivos de la noche, una sublime interpretación de "The river" en la que el recinto se iluminó con las luces de los móviles, que en la parafernalia del rock han sustituido a los mecheros como parte del ritual.

"Point blank" fue su última concesión al disco doble que daba título a la gira y uno de los números más pausados de la noche, que fue elevando poco a poco su nivel con varios temas del Born in the USA, el disco que le convirtió en los 80 en ídolo de masas y que anoche centró el repertorio del de New Jersey; "Downboun train", "I'm on fire", "Darlington County" y un imparable "Working on the highway".

En la recta final

Una coreada "Waiting on a sunny day" y una remozada "Johnny 99" fueron dignos aperitivos de otro de los momentos especiales, la interpretación de "Because the night" -tema que compuso con Patty Smith en los 70- en el que el guitarrista Nils Lofgren asume el protagonismo con un solo mágico y prodigioso.

Llega la recta final con "Spirit in the night", "Human touch", "The rising" y otra de las sorpresas, "Land of hope and dreams", que la banda funde con los acordes de "People get ready", el clásico de The Impressions con el que -momentáneamente- cae el telón.

Pero faltan los bises y, en el caso de Bruce Springsteen, eso significa prácticamente otra hora de concierto. Con las luces del Bernabéu encendidas y con el público absolutamente entregado -¿a alguien le importa a estas alturas que el sonido siga siendo deplorable?- la banda ataca algunos de los temas más celebrados de su discografía, que es tanto como decir de la historia del rock'n'roll: "Born in the USA", "Born to run", "Glory days" y "Dancing in the dark", en la que Springsteen repite el clásico número de subir al escenario a una chica para bailar con ella.

Pero aún hay más: "Tenth Avenue freeze-out" sirve como homenaje a los fallecidos Clarence Clemons y Danny Federici. "Bobby Jean" es ese clásico oculto que casi nunca falta en sus conciertos. Y "Twist & shout" sirve como apoteósico final, con más de 55.000 almas bailando tras un espectaculo agotador pero cargado de emoción y pasión.

Cierre en acústico

Aún hay más. La banda se retira y Bruce Springsteen vuelve solo, con una armónica y una guitarra acústica con las que ataca "Thunder road" en una interpretación que hace aflorar las lágrimas en los rostros de buena parte de los asistentes.

El Boss se retira entre un largo aplauso. Madrid está dispuesta a perdonar todo a su ídolo, consciente de que su entrega y su pasión está por encima de todo, incluso de los condicionantes técnicos. Vuelve pronto Bruce, aquí estaremos.