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Víctor Clavijo: "Podría llegar a asesinar si me tocasen a los que quiero"

  • Es un asesino a sueldo en Sicarivs, en cines este jueves y participada por TVE
  • Retrata el submundo de la corrupción policial y política, temas "muy actuales"
  • El director Javier Muñoz dibuja a un asesino que puede ser "el vecino de al lado"

Por

Víctor Clavijo, el asesino a sueldo justiciero de 'Sicarivs'

FICHA TÉCNICA

Título original: Sicarivs: La noche y el silencio

Año: 2015

Duración: 90 min.

País: España

Dirección y guion: Javier Muñoz

Reparto: Víctor Clavijo, Pedro Casablanc , Mario Pardo, Chete Lera, Alejandra Lorente, Roger Pera, Fernando Gil, Israel Elejalde, María Cecilia Sánchez

"Todos tenemos todos los personajes dentro de nosotros, solo hace falta que se disparen las circunstancias que nos lleven a eso. Supongo que podría matar si me tocasen a la gente que quiero; en una situación así uno es capaz de perder la cabeza y no pensar. Pero matar fría y premeditadamente, no sería capaz". Pero el personaje al que interpreta Víctor Clavijo (Algeciras, 1973) en Sicarivs: La noche y el silencio, un asesino a sueldo, sí que mata fría y premeditadamente. El thriller, participado por TVE, se estrena este jueves en los cines tras su paso por el Festival de Málaga fuera de la sección oficial.

Policías y políticos corruptos, tráfico de drogas, prostitución y asesinos a sueldo es el submundo que retrata la cinta con la que debuta como director el guionista Javier Muñoz (Atasco en la nacional, 2007; Como estrellas fugaces, 2012). Este panorama, hasta hace unos años más característico de otras latitudes, lo dibujó hace ochos años en el guion que ahora lleva a la gran pantalla y que ha cobrado actualidad.

"Los retrasos han hecho la película más actual. Hace unos años, la corrupción no tenía el impacto mediático que tiene ahora, y estos estratos sórdidos de la sociedad son los que vemos ahora en los telediarios", explica a RTVE.es Muñoz, que añade que un policía especializado en investigar a sicarios al que le pasó el guion le dijo que "se acercaba mucho a la realidad, y a veces hasta se quedaba corto".

"Hace siete años, quizá toda la mierda se quedaba debajo de la alfombra en este país, pero ahora empieza a salir. Ves un personaje que se mete en un ayuntamiento en el que hay alcaldes corruptos, cocainómanos, puteros, que se funden el dinero del consistorio y a uno no le parece nada raro. Lo que hace un tiempo podía parecer increíble ahora lo vemos normal y nos hace creernos la película. Eso es lo fuerte", coincide el actor, curtido en cine, teatro y televisión, en este ámbito en muchos proyectos de TVE como el telefilme Prim, el asesinato del turco (2014) o las series El ministerio del tiempo (2015) y Gran reserva: El origen (2013).

Matar sin arrepentimiento

Muñoz tenía claro que para debutar quería hacer cine negro, un género del que cree que en España se hacen "grandes películas" -El crack (1981), Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995), No habrá paz para los malvados (2011)- pero para el que no hay "continuidad" porque "parece que a los productores les cuesta apostar".

En Sicarivs: La noche y el silencio, Víctor Clavijo interpreta a un asesino a sueldo que recibe el encargo de matar a una mujer. Y, aunque debería ser un encargo más, cuando está a punto de ejecutarla, no lo hace. A partir de entonces inicia una carrera a contrarreloj para acabar con quienes le han contratado porque sabe que, en su profesión, quien no termina el trabajo, está muerto. Uno tras otro, va acabando con ellos, sin piedad. Y al final sabremos por qué no mató a la mujer.

Para acercarse a su personaje, el actor gaditano tuvo primero "mucho cuidado" de "no caer en los arquetipos", explica a RTVE.es. Tras entrevistarse con policías españoles especializados, él y Javier Muñoz decidieron que su sicario debía ser profesional y "frío", pero también "un tipo que pasase desapercibido, como el vecino de al lado" y con "una leve psicopatía" que anulase su empatía con los demás.

Pero Clavijo se inspiró sobre todo en un personaje real, Richard Kuklinski -en él se basa The iceman (2012)-, un asesino en serie que trabajó para la mafia de Nueva York, pero que llevaba "una vida completamente normal, con familia e hijos que no sabían a qué se dedicaba ni que había matado a ciento y pico personas". "Vi documentales en los que contaba sus asesinatos sin un ápice de arrepentimiento", cuenta Clavijo, que subraya que su "gran interés" era esa captar esa psicología de "alguien capaz de matar sin el más mínimo asomo de culpa".

Pese a todo, el personaje consigue una complicidad con el espectador que su intérprete achaca a un fino sentido del humor y a que las personas a las que mata "no son inocentes, sino que tienen manchadas las manos de sangre o corrupción".

En este sentido, el director dice que se sentiría "satisfecho" si el espectador entendiera al personaje: "Sin querer justificar ni la violencia ni el asesinato a sueldo, me gustaría que, dentro del cinismo que tiene, el personaje fuera comprendido y se vea la paradoja de que al final sea el personaje más honesto dentro del mundo en el que se mueve".