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"Viajo sola", una reflexión sobre el tabú italiano de la mujer independiente

  • La película es una reflexión sobre la soledad
  • Ganadora del David di Donatello 2013 a la mejor actriz
  • Se estrena en España el 1 de agosto

Por
María Sole Tognazzi presenta en Madrid su película "Viajo Sola"

FICHA TÉCNICA

Título original: Viaggio sola

Año: 2013

Duración: 85 min.

País: Italia

Director: Maria Sole Tognazzi

Guión e historia: Ivan Cotroneo, Francesca Marciano, Maria sole Tognazzi

Montaje: Walter Fasano

Fotografía: Arnaldo Catinari

Música: Gabriele Roberto

Reparto: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi, Gian Marco Tognazzi, Alessia Barela y Lesley Manville

Marguerite Buy (Mi rifaccio vivo, 2013, Il Rosso e il Blu, 2012) encarna a Irene, una mujer que adora su profesión, un trabajo que la lleva a visitar hoteles de ensueño viajando por el mundo. En la cuarentena, es atractiva, segura de si misma y no tiene hijos ni pareja estable. Es refinada y domina los usos sociales. Está contenta con su vida.

En otro vértice del triángulo está Andrea, su ex-novio y mejor amigo, protagonizado por Stefano Accorsi (Ruggine, 2011, La vita facile, 2010). Y completa el grupo Silvia, su hermana, casada y con dos hijos, un personaje interpretado por Fabrizia Sacchi (La prima cosa bella, 2009, Cielo e terra, 2003). En su vida afortunada, Irene se siente libre, una auténtica privilegiada.

Son el elenco principal de Viajo sola (2013), una película en la que su directora, María Sole Tognazzi plantea un análisis de esa libertad y de la actitud de la sociedad ante un tipo de mujer, la mujer que vive sola en Italia. Así lo ha explicado a RTVE.es, detallando cómo surgieron las bases sobre las que creció el guión.

Tres ideas para una película

Primero vino el escenario: “Vengo de una familia con hoteles históricos en Roma, edificios del siglo XIX muy bonitos a los que iba mucho de pequeña. Tenía este deseo y esta fascinación por utilizar este contexto para mi tercera película“.

Luego el personaje: “Con los coguionistas descubrí el trabajo del inspector de incógnito, que me pareció muy interesante”.

Y finalmente el leivmotiv: “Quería ir contra algunos clichés que quieren retratar a una mujer sin hijos y sin familia como víctima, y de estas tres cosas nació la idea para la historia.”

La dura vida de la mujer en Italia...

La directora afirma ofrecer una historia que reivindica la figura de la mujer sola que vive su vida. Argumenta a RTVE.es la construcción de su personaje apelando a criterios locales, válidos en su país, donde según ella, “una mujer que no tiene un nucleo familiar, que no tiene hijos, que está sola, que come sola, de repente es triste, al menos en Italia”.

Pero no estamos en Italia. En España, una mujer como Irene es una persona, fundamentalmente un persona, que tiene una vida envidiable y, cuando menos, es candidata a tener roces personales, accidentes de coche o crisis de identidad. No la falta de compañía, que no es lo mismo que la soledad.

A tenor de lo que cuenta la directora, uno podría concluir que el prejuicio sexista contra la mujer en Italia goza de relativa salud, y que actualmente es un elemento ambiental común que Maria Sole ha tomado para contar una historia que adquiere todo su sentido en ese ambiente. Y la pregunta es: ¿Realmente esto es así en la cuna de la civilización latina?

...Podría ser otra cosa en España

Si nos olvidamos del dossier de prensa, de las razones que nos manifiestan de viva voz los artífices del film, y visionamos la cinta fuera de Italia, lo que obtenemos es una reflexión sobre la relación que existe entre la soledad y la libertad. No como factores negativo y positivo respectivamente, sino como elementos existenciales que evolucionan y que una persona inteligente y sensata, como Irene, debe administrar para dar un curso satisfactorio a su vida.

La fotografía y el montaje audiovisual son impecables. La distribución del ritmo mediante la inclusión de cortes discontínuos, sobreimpresiones gráficas, y un muy acertado juego entre el sonido ambiente y la música de la banda sonora, hacen que el desarrollo de un tema lento se consuma con comodidad.

La historia que contiene Viajo sola constata la naturaleza entrañable del ser humano, y con la reserva de los gustos estéticos cinematográficos de cada espectador, es una reiteración sobre los viejos temores que asaltan a la gente normal, aunque la protagonista sea una privilegiada. Por esto, aunque la película no impresiona ni añade nada nuevo que la haga diferente, se instala con soltura en el recuerdo y se disfruta.

Filmar de hotel en hotel

Es casi un tópico del cine que cada rodaje tenga su colección particular de peripecias. Este caso no es la excepción. “Tras escribir la película pensamos que no tendríamos dinero para tanto viaje y hotel de lujo”, confiesa María Sole.

Afortunadamente, el equipo de producción halló en la cadena Leading Hotels of The World un aliado ideal: “Escribí al grupo y la idea de contar la historia del ‘cliente misterioso’ les pareció muy interesante porque nunca se había hecho”, relata la directora.

Sin embargo, continúa, “casi nunca se pudo cerrar el hotel para mi, y hubo que respetar el tránsito de los clientes, pero fue muy divertido. Toda la película ha sido un poco improvisada desde este punto de vista”.

Otro capítulo fue convencer a la actriz protagonista, Marguerite Buy, que no soporta volar en avión, para subirla a bordo “hasta en cinco ocasiones… ¡Trabajo del director!” explica Sole, quien insiste en su satisfacción: “No la conocía, y ha nacido una relación muy agradable durante el rodaje y después, tanto que vamos a repetir”.

En 2013, el film cosechó el premio David di Donatello a la mejor actriz protagonista, para Marguerita Buy, y cuatro nominaciones, al mejor guión, mejor actor y actriz secundarios, y al mejor montaje.