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'Máxima discreción', serie negra a la española

  • Un cómic de Andreu Martín y Alfonso López
  • Narra la espiral de violencia en la que se ven inmersos tres amigos

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Viñetas de 'Máxima discrección', de Alfonso López y Andreu Martín
Viñetas de 'Máxima discrección', de Alfonso López y Andreu Martín

Máxima discreción (Panini) es el primer título español de la colección Panini Noir, dedicada a la serie negra. Y uno de los mejores.

Algo que no es fruto de la casualidad sino de un equipo creativo de lujo.

Empezando por el guionista y escritor Andreu Martín, uno de los máximos exponentes de la novela negra española que ha recibido numerosos premios como el Pepe Carvalho de novela negra en 2011, el premio Círculo del Crimen; el Nacional de Literatura Juvenil... ha ganado tres veces el Premio Hammet, concedido durante la Semana Negra de Gijón, El Premio Ateneo de Sevilla... e incluso un premio en Alemania a la mejor novela policíaca publicada en 1992.

Además es guionista de cine y televisión, habiendo escrito películas como  El caballero del dragón, de Fernando Colomo. Y ha escrito numerosos cómics desde los años 70 cuando comenzó a colaborar con Bruguera en series como Sir Tim O'Theo de Raf, una parodia de Sherlock Holmes.

En cuanto a Alfonso López es un humorista gráfico e historietista, muy popular por sus chistes diarios en el periódico Público y su trabajo en la revista El Jueves, donde ha creado personajes como Paco el Ministro. Este mismo año ha ganado el Premi Nacional de Comics de Catalunya por Miguel Núñez: mil vidas más (Edicions de Ponent)

Una historia cotidiana de violencia

Juntos narran la historia de Antonio, Carlos, Bernardo y Daniel, cuatro buenos amigos, al menos cuando las cosas les van bien. Los tres primeros tienen una empresa de exportación-importación de petróleo, que en realidad utilizan como tapadera para operaciones de narcotráfico. El último es un detective privado.

El negocio funciona bien hasta que un narcotraficante pide su parte del pastel. En ese momento los tres amigos se convierten en lobos, incluso gráficamente, y están dispuestos a hacer lo que sea por sobrevivir, incluso asesinar a sus amigos de toda la vida.

Y así comienza una historia trepidante, con constantes giros de guión y sorpresas inesperadas, que los protagonistas no pueden controlar y que culminarán en tragedia.

Una historia de personajes más o menos normales que se convierten en criminales sin escrúpulos y dispuestos a todo.

Una "rara avis" en el mercado español

Salvo gloriosas excepciones, en los últimos años la serie negra ha estado muy alejada del gusto del público y los creadores españoles.

Aunque, precisamente Martín y López, han sido de los pocos en recurrir a él como en la serie de libros Pasen y vean, de Alfons López protagonizados por Felipe Marlou, un trasunto del Phillip Marlowe de Raymond Chandler.

Además es el primer título español de la serie Panini Noir, dedicada a la serie negra, y en la que hemos podido leer trabajos como Camino a la perdición. Y la verdad es que, comparado con esos cómics americanos, la mayoría estupendos, Máxima discreción no solo no desmerece sino que incluso supera a la mayoría.

Y es que en este cómic todo parece auténtico.

Martín y López logran una cercanía con los personajes y una credibilidad por encima de esos títulos norteamericanos. Porque este cómic desprende pasión mientras que los americanos son más fríos y calculadores.

Por eso las sorpresas son constantes y todo puede pasar a la vuelta de la página. Gracias a un estupendo guión y a un trabajo gráfico sobresaliente.

Un dibujo excepcional

Alfons López, en la cima de su carrera, nos ofrece unos dibujos cada vez más expresivos, deformando la realidad gracias a su estilo, que roza la caricatura. Y dotando a sus personajes de una humanidad que los hace cercanos.

Logra que nos metamos en el pellejo de estos personajes desesperados, que sintamos como sudan e incluso cómo se les acelera el corazón, cuando las cosas se complican. A veces con un simple trazo e incluso con una mancha, con los que recrea los sentimientos y las emociones como nadie.

Mención aparte merece su uso del color, hecho a pinceladas, con fuerza, con garra, con energía, que nos ayuda a meternos en la historia. Algo que sumado a la economía expresiva y al tratamiento cinematográfico de los enfoques y de los planos hace que nos parezca estar metidos en una película de serie negra, en la que los escenarios, las atmósferas y los ambientes (como los paisajes urbanos) también cuentan una historia.

Un cómic en el que no hay nada gratuito, cada viñeta transmite un montón de información y que, sin embargo, se lee en un suspiro, arrastrados por la emoción de una historia que no podemos abandonar, que nos arrastra en una espiral de violencia de inesperado desenlace.

Una historia, muy negra y muy especial, tan clásica como las grandes películas del género y tan actual como la vida misma.