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Un huracán llamado Brad Pitt

  • El actor ha cumplido con las expectativas a su llegada a Donostia
  • Cientos de fans esperaban a las puertas de su hotel
  • Pitt presenta 'Malditos Bastardos', de Quentin Tarantino
  • Sigue el Festival de Cine de San Sebastián en nuestro especial

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Empieza bajo la lluvia el festival de San Sebastian

Caras largas, paraguas abiertos, atascos y autobuses que salpican brutalmente a los peatones junto al Kursaal. Parecía que la jornada inaugural del festival de San Sebastián iba a convertirse en un día gris y deslucido. Pero la cita le ha puesto al mal tiempo buena cara, la de Brad Pitt.

Su llegada estaba anunciada para las 14.15 horas al hotel María Cristina, epicentro del terremoto adolescente y no tanto. Algunas de las fans del actor, como Carla, han estado esperando durante horas porque creían que Brad Pitt llegaría antes a la ciudad. Otras, que luego han logrado autógrafo, apenas han llegado al hotel media hora antes.

Y es que la estrella del evento se ha portado. Poco después de las dos y media, una ola de expectación sacudía a los fans congregados a las puertas del hotel. En cuanto el coche se ha parado y el 'basterd' Pitt ha puesto pie en asfalto, han comenzado los gritos.

El actor -vaqueros, chaqueta de cuero, gafas de sol y perilla- se ha dirigido sin pensárselo a sus fieles y ha comenzado un paseo triunfal. Autógrafos, saludos, sonrisas, posados. Han sido minutos largos que han dejado satisfechos a todos, prensa y mitómanos.

Cuando el 'bastardo' rubio de Tarantino ha desaparecido por la puerta del hotel, no sin antes enviar un último saludo a todos, ha llegado el momento de saborear las fotos -"mira, mira qué cerquita le he sacado la foto"-, los autógrafos -"el año pasado también me firmó Meryl Streep"-, los momentos cerca de la estrella. 

Cuando ya todo se ha quedado prácticamente vacío -las empleadas del hotel han desaparecido de la azotea- en un rincón una chica llora mientras habla por teléfono, quizá con su madre o una amiga, para contarle que "sí, que le he tocado".

Parece que el día triste se endereza para Donostia.