Enlaces accesibilidad

Llegó el día en que Mugabe dejará de gobernar solo

  • El hasta ahora líder opositor, Morgan Tsvangirai, va a asumir el cargo de primer ministro
  • La ceremonia de este miércoles llega casi un año después de unas sucias elecciones
  • Todavía faltan algunos nombres para completar el acuerdo de reparto de poder
  • Mugabe, que seguirá de presidente, ha llevado al país a la debacle económica y humanitaria

Por

Morgan Tsvangirai, líder de la oposición de Zimbabue, será investido este miércoles como primer ministro y entrará en un Gobierno de unidad nacional, en el que el presidente, Robert Mugabe, tendrá que compartir el poder por primera vez desde su independencia del Reino Unido en 1980.

Junto a Tsvangirai, líder de la facción mayoritaria del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), jurará el cargo de viceprimer ministro Athur Mutambara, dirigente del sector minoritario de esa agrupación opositora. No obstante, todavía falta cerrar la lista de ministros de aquí al viernes, cuando se debe poner fin definitivamente a la crisis derivada de las sucias elecciones de hace casi un año.

De las 32 carteras a repatir, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) de Mugabe no estaba dispuesta a ceder Finanzas ni Interior, pero con la mediación de los países de la región se llegó hace unos días al acuerdo de que este último fuera rotatorio cada seis meses.

Puestos clave

En cuanto al Ministerio de Finanzas, tras muchas retitencias quedará en manos del MDC, como se acordó ya en septiembre. Y según se ha anunciado este martes, el elegido es Tendai Biti, quien hasta la semana pasada se enfrentaba a un juicio por traición.

Desempeñará un cargo de especial relevancia en un país sumido en una grave crisis económica con escasez de alimentos y mercancías esenciales, un desempleo del 94% y una inflación astronómica.

El derrumbe económico zimbabuense se empezó a gestar hace una década, cuando Mugabe aprobó una reforma agraria caótica, con la confiscación de tierras a los granjeros blancos y su entrega a campesinos negros, muchos de ellos seguidores del régimen, sin conocimientos para cultivarlas.

Actualmente, la crisis económica ha llevado a situaciones como la impresión de un billete de quinientos billones (500.000.000.000.000) de dólares zimbabuenses, que prácticamente no se aceptan en el mercado, donde la moneda local ha sido sustituida por divisas extranjeras.

Crisis humanitaria

El mayor reto del Gobierno será dar de comer a la población. Los organismos de Naciones Unidas calculan que siete de los 12 millones de habitantes necesitarán este año ayuda alimentaria para sobrevivir.

La reconstrucción del desarticulado sistema sanitario será también otro reto esencial, dada la epidemia de cólera que sufre el país , que en los últimos meses ha afectado a unas 70.000 personas y causado alrededor de 3.400 muertos.

También la educación necesita atención urgente, ya que el mes de enero los estudiantes de Zimbabue debían haber iniciado un nuevo curso, pero la situación económica y la falta de pago a los profesores ha hecho que las clases permanezcan cerradas.

Derechos humanos

La crisis política que ha llevado a Mugabe a compartir el poder por primera vez en 29 años se inició el 29 de marzo pasado, cuando el MDC gano las elecciones legislativas y Tsvangirai obtuvo la mayoría de votos en las presidenciales, pero no llegó al 50% que le hubiese llevado directamente a la Jefatura del Estado.

Mugabe concurrió en solitario a la segunda vuelta el 27 de junio, después de que Tsvangirai se retirara a causa de la violencia e intimidación de militantes de la ZANU-PF contra sus seguidores, de los que un centenar fueron asesinados.

La comunidad internacional y varios países de África meridional no reconocieron la victoria de Mugabe y la Unión Europea, EE.UU. y otros países establecieron sanciones al régimen de Zimbabue, lo que creó una parálisis política.

Al nuevo gobierno, Amnistía Internacional le ha pedido en un comunicado que tome medidas para aliviar el sufrimiento de la población y la "liberación inmediata e incondicional de los presos de conciencia", entre ellos Jestina Mukoko y otros defensores de los Derechos Humanos y opositores encarcelados por el régimen