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Biografía de Boris Yeltsin

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Boris Nikolayevich Yeltsin nació en la localidad de Butka (oblast de Sverdlovsk), al pie de los montes Urales, el 1 de febrero de 1931. Víctima de las purgas estalinistas, su padre fue condenado en 1934 a tres años de trabajos forzados en un gulag siberiano. A su vuelta a casa, se ganó la vida como albañil. Su madre, por su parte, trabajaba como modista.

Al tiempo de estudiar, el joven Boris se destacó como un gran amante de los deportes: esquí, boxeo, gimnasia, etc. Una de sus travesuras le hizo perder dos dedos de su mano izquierda, al estallarle una granada robada en un arsenal del Ejército Rojo.

Yeltsin se diplomó en 1955 como ingeniero civil en la Universidad Técnica Estatal de los Urales. No tardó en ascender profesionalmente, hasta convertirse en 1963 en ingeniero jefe de la agencia estatal constructora de viviendas de Sverdlovsk. El salto a la nomenclatura lo protagonizó cinco años después, al ser nombrado jefe de construcción del Comité Regional de Sverdlovsk del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Ya militaba en el partido, el único legal en el régimen soviético, desde 1961.

Su progresivo ascenso en el seno del PCUS lo llevó en 1976 al cargo de primer secretario del Comité del oblast de Sverdlovsk, una de las regiones más industrializadas de la Unión Soviética. En esta etapa, Yeltsin tejió una sólida red de contactos con personalidades clave del poder soviético. Sus buenas relaciones con los altos cargos del régimen comunista le permitieron ser alcalde de Moscú entre 1985 y 1987, además de acceder al Politburó.

En la segunda mitad de la década de 1980, ya en los años de la perestroika protagonizados por Mijaíl Gorbachov, Yeltsin comenzó a perfilarse como un político reformista amante de gestos populistas: por ejemplo, viajaba todos los días en trolebús al trabajo. Se convirtió pues en una figura muy popular entre los moscovitas. La Unión Soviética vivía sus últimos momentos, y los dirigentes de la todavía gran potencia movían sus fichas de cara al nuevo escenario político de apertura y democratización.

Caída en desgracia y salto al poder

Yeltsin fue destituido de sus cargos en 1987, tras un agrio enfrentamiento con la línea ortodoxa del PCUS y el propio presidente Gorbachov. Su caída en desgracia pasó factura a su salud, hasta el punto de tener que pasar por el hospital durante un tiempo.

Pero el político de los Urales no había dicho aún su última palabra. Convertido en una de las voces más críticas con el poder soviético, supo galvanizar en torno a su persona el deseo de cambio de muchos ciudadanos descontentos con el ritmo de las reformas. Eso le puso en el punto de mira de los sectores más inmovilistas del régimen, que lanzaron una campaña en su contra aprovechando sus proverbiales excesos con la bebida.

Los 'dardos' de la nomenclatura contra su persona no hicieron más que reforzar su popularidad. En mayo de 1990, Yeltsin fue elegido como delegado del distrito de Moscú al Congreso de Diputados del Pueblo. Se convirtió también en presidente del Presidium del Soviet Supremo de Rusia.

Los acontecimientos empezaron a sucederse con inusitada rapidez. En junio de ese mismo año, el Congreso de Diputados del Pueblo de Rusia proclamó la soberanía de la Federación Rusa. Días más tarde, Yeltsin abandonó el PCUS. El 12 de junio de 1991, en las primeras elecciones democráticas a la presidencia de Rusia, Yeltsin logró más del 57% de los sufragios. Se impuso en las urnas al candidato preferido por Gorbachov, Nikolai Ryzhkov.

El 18 de agosto, los sectores más inmovilistas protagonizaron un intento de golpe de estado para derribar a Gorbachov, quien quedó confinado en Crimea. Yeltsin decidió marchar a la sede del Soviet Supremo de Rusia, rodeada por efectivos del Ejército, y se subió a un tanque. En la torreta del tanque pronunció un histórico discurso en defensa de la democracia. Esas imágenes, que dieron la vuelta al mundo, lo catapultaron como un héroe.

La derrota de los golpistas permitió el retorno a Moscú de Gorbachov, pero sus días al frente del gigante euroasiático estaban contados. En noviembre, Yeltsin prohibió por decreto el PCUS en Rusia. A principios de diciembre, el presidente ruso se reunió en Minsk (Bielorrusia) con sus homólogos de Ucrania y Bielorrusia para acordar la liquidación de la Unión Soviética y su sustitución por una confederación de estados soberanos con el nombre de Comunidad de Estados Independientes.

Jefe de estado de la nueva Rusia independiente

Yeltsin pasó a ser el presidente de la nueva Rusia independiente, que el 24 de diciembre ocupó el asiento de la Unión Soviética en Naciones Unidas. La nueva etapa se abría llena de incertidumbres, debido a la brutal crisis económica que siguió al colapso de la URSS y al intento de segregación de territorios como Chechenia. Sus enfrentamientos con el Parlamento marcaron también este primer mandato. En 1993 presentó el proyecto de una nueva Constitución, aprobada en referéndum, que representó un notable refuerzo de los poderes del presidente. Ese mismo año llegó a ordenar el bombardeo de la sede del Parlamento, conocida popularmente como la Casa Blanca.

Boris Yeltsin revalidó su puesto de presidente en las elecciones de 1996, en las que se impuso en segunda vuelta con un 53% de los votos al comunista Guennadi Ziuganov (40% de los sufragios). En la primera vuelta sólo había logrado cosechar un 35%. En su reelección tuvo mucho que ver el apoyo financiero prestado por oligarcas que debían su riqueza a sus estrechos vínculos con el entorno presidencial.

Sin embargo, su popularidad ya estaba muy tocada. Además, los problemas de salud eran cada vez más frecuentes. Varios ataques al corazón pusieron en jaque al presidente ruso, quien no parecía dispuesto a abandonar su conocida querencia por las bebidas espirituosas.

El último día de 1999, Yeltsin anunció por sorpresa en la televisión rusa su abandono de la presidencia de Rusia. Su delfín Vladímir Putin, hasta entonces primer ministro, se convertía en el nuevo dirigente de la nación.

Retirado en su dacha, Yeltsin se apartó prácticamente de la escena pública. Una caída en 2005 durante unas vacaciones en la isla de Cerdeña, saldada con una rotura de fémur y un nuevo paso por centros hospitalarios, agravó su precario estado de salud.

El ex mandatario ruso murió en Moscú el 23 de abril de 2007, a la edad de 76 años, a causa de un fallo cardiaco. El entierro de Yeltsin se convirtió en el primero de un jefe de estado ruso en más de cien años celebrado con un acto religioso.