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El peligro afina el sentido del olfato

  • Un estudio muestra que somos más capaces de distinguir olores en situaciones de riesgo
  • El olfato está íntimamente relacionado con las emociones, que pueden variar su agudeza

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Un animal puede distinguir de manera clara cuál es la diferencia entre el olor de un gato y el de un leopardo. Un ser humano no... en condiciones normales.

Un estudio de la Universidad de Northwestern (EE.UU.) ha descubierto que una persona puede agudizar de manera extraordinaria su sentido del olfato si su cerebro siente que se encuentra en peligro.

De esta forma, mientras mayor sea el riesgo que detecte la parte del cerebro encargada del olfato, más afinará esta cualidad, hasta acercarnos a lo que haría cualquier animal en un entorno hostil.

El hallazgo, que ha sido publicado en el último número de la revista Science, ilustra cómo las emociones influyen de manera decisiva en nuestro sentido del olfato, hasta el punto de que pueden hacerlo más agudo si sentimos un riesgo inminente.

Respuesta a estímulos

La técnica utilizada por estos investigadores es sencilla. Pusieron a doce individuos ante dos olores prácticamente similares para comprobar si los podían discernir sin ningún tipo de estímulo. Cada uno de ellos estaba conectado a una máquina de resonancia magnética que mostraba cómo variaba su actividad cerebral.

En un principio, ninguno de ellos pudo detectar la diferencia, por lo que probaron con darles leves descargas en su pierna una vez que eran expuestos a uno de los olores.

El resultado fue asombroso: de manera inmediata, el monitor mostraba que la actividad cerebral se acercaba, variando el patrón de percepción olfativa de manera radical. Tras la descarga, los sujetos distinguían de una manera más precisa entre dos olores similares.

"Estos individuos han pasado a un nivel de procesamiento sensorial que normalmente no tenemos", ha señalado David Zalt, profesor asociado dePsicología de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos en declaraciones a Chicago Tribune.

Un sistema de alerta

La explicación a este cambio tiene que ver con la evolución. La capacidad del olfato de reaccionar al peligro permitió en su momento a los humanos y a otras criaturas, como los mamíferos, adaptarse más fácilmente al entorno.

Por ejemplo, el hecho de que un depredador esté a punto de devorar a una persona la haría mucho más sensible a su olor para evitar su presencia en un futuro.

"El sistema olfativo es más un sistema de alerta que de atracción porque esta actividad está dirigida a detectar elementos que tienen una consencuencia negativa", ha detallado Pamela Dalton, una investigadora del olfato del Monell Chemical Senses Center de Philadelphia.