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Feliciano López, la mitad de nuestros dobles

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Feliciano Lopez sirve durante la semifinal del torneo de Basilea, ante Roger Federer.
Feliciano Lopez sirve durante la semifinal del torneo de Basilea, ante Roger Federer.

Feliciano López, uno de los héroes de la final de la Copa Davis del año pasado contra Argentina en Mar del Plata, tiene la oportunidad este fin de semana ante la República Checa de cerrar otra vez una temporada de forma triunfal, en una competición en la que se siente especialmente implicado.

No obstante, el debut de Feliciano en Copa Davis no le trae excesivos buenos recuerdos. Fue en Melbourne Park, en la Rod Laver Stadium contra Australia en el 2003, cuando haciendo pareja con Alex Corretja salió de la pista con una abrumadora derrota por 6-3, 6-1 y 6-3 ante Wayne Arthurs y Todd Woodbridge.

Luego, poco a poco, se fue haciendo un hueco fijo en los equipos, bien con el "G3" en la dirección técnica, como con Emilio Sánchez Vicario y Albert Costa después. "Feli", ganador contra Argentina, suele enorgullecerse, y con razón, de que en la final del 2004 en Sevilla contra EE.UU él también participó, aunque no como jugador de la formación, pero sí colaborando en todo con el resto de sus compañeros.

Seis años después de su primera convocatoria, el toledano se ha convertido en habitual en la selección, encadenado especialmente al doble, donde su servicio fortalece las esperanzas de victoria, aunque con actuaciones emotivas en individuales también. En especial, la final contra Argentina del año pasado, al ser capaz de vencer a Juan Martín del Potro en el segundo partido individual, y luego ser decisivo con Fernando Verdasco en la jornada del sábado.

Al igual que Rafael Nadal, Feliciano tiene buenos recuerdos de su enfrentamiento contra la República Checa en 2004, en Brno, cuando la eliminatoria estaba 2-1 para los centroeuropeos y él ganó a Tomas Berdych para igualar y dejar después que Nadal pusiera la guinda al derrotar a Stepanek.

Con 9 victorias en la Davis y 11 derrotas, 3-5 en individuales, y 6-6 en dobles, Feliciano ha sido uno de los primeros en pisar la pista del Palau Sant Jordi para adaptarse cuanto antes a la competición que cierra una temporada, en la que sólo ha brillado por momentos.

"Feli" cierra el año en el puesto 47 individual y en el 83 de dobles. Lo hace sin lograr título alguno, cuatro años después de obtener el único que figura en su palmarés en Viena, y después de sufrir una racha de derrotas -seis- que se hizo interminable desde que ganó el challenger de El Espinar (Segovia), donde comenzó a trabajar con su nuevo técnico Francisco "Pato" Clavet, y hasta que despertó en el Masters 1000 de Shanghai, donde alcanzó las semifinales contra Nadal.

Su último partido del circuito fue contra el francés Arnaud Clement en la primera ronda del Masters 1000 de París. Desde entonces su mente ha estado puesta en la cita de Barcelona. Allí no podrá cantar aquello de "¡Argentina, Argentina!", como el año pasado en Mar del Plata cuando reflejó con su cántico el orgullo por triunfar en la Davis y la admiración por la entrega del público local. Pero a buen seguro mostrará su motivación por lograr su segundo entorchado.