Creció, como cocinero, de la mano de uno de los grandes maestros de la cocina vasca, Jose Juan Castillo que ha dedicado toda su vida a Casa Nicolasa, en Donosti. De él adquirió ese amor por el producto, por mimar la materia prima y dejar que se exprese y que sea ella la que maraville en la mesa.
Sin llegar a los 30 años decidió crear su propio espacio, restaurante Madrigal, y hacerlo en la localidad que le ha visto crecer, Colmenar Viejo, en la sierra madrileña.
Inquieto y vitalista, su mente no para de maquinar nuevas sorpresas. La última, una carta de croquetas, 80 croquetas diferentes, algunas tan sorprendentes como la de fresas con nata, la de gintonic o la de mojito, que podríamos asegurar que es la más amplia y seria carta de croquetas puestas en marcha en nuestro país.