Mientras tejemos labores prácticas para la vida de la comunidad, nos reunimos en torno al calor del hogar para escuchar a nuestro anfitrión Manolo Corces, voz respetada en este filandón, donde nos preocupa la memoria y la eternidad del tejo que resucitado vuelve a correr el peligro de desaparecer. La instalación de una torreta para la electricidad de la zona, atenta contra la fisicidad del tejo y la identidad de los habitantes de San Esteban de Cuñaba, en Picos de Europa. El lugar es sagrado, habitado por un tejo que, habiendo desaparecido hace más de 130 años, sigue formando parte del día a día de las gentes que, sin haberlo visto, lo recuerdan. Por eso plantaron otro tejo en su lugar y que merece el respeto no sólo como el árbol venerado que es sino por todo lo que representa. Manolo Corces nos habla de tejos, de árboles, de abuelas y abuelos, de costumbres y tradiciones, donde mirando atrás podemos avanzar mejor hacia el futuro, con coherencia de presente.
