La mesa, el asno y el palo

El tercer hijo del sastre al que echó por mentiroso por culpa de una cabra maliciosa que luego descubrió que le había engañado. También encontró oficio, se colocó de tornero y ganó sus buenos dineros pero como eran tiempos de crisis el contrato al año también se le acabó y como todos los jóvenes en el paro se quedó. El bueno del empresario antes de marcharse un regalo le hizo, porque aunque el contrato del empresario fuera precario, pues las leyes así lo establecían, la voluntad del empresario ante la situación se reblandecía y a cada chico que despedía un regalo le hacía para acallar su mala conciencia.