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Fue una de las Eurocopas de mejor y peor recuerdo para España. De lo mejor, la heroica clasificación tras el 12-1 a Malta, el gol agónico de Maceda frente a Alemania en el último partido de la fase de grupos y la tanda de penaltis contra Dinamarca en semifinales.

Pero no tocaba. Era el año de la Francia de Michel Platini, de Jean Tigana, de Alain Giresse. Y después de tanta heroicidad en el bando español tocaba el drama: a Arconada se le escurrió el balón entre las manos en un saque de falta de Platini. El resto ya es historia.