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El aún presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue entorpeciendo el traspaso de poderes con el equipo de Joe Biden, el futuro presidente del país, y lo último que ha hecho es acusar a la farmacéutica Pfizer de retrasar los datos preliminares sobre la vacuna para la covid-19 hasta después de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre: "Esperaron, esperaron y esperaron" ha lamentado Trump. En una rueda de prensa programada para anunciar una bajada del precio de medicamentos, mostró su enfado, no aceptó preguntas de los periodistas y dijo que "ustedes no tendrían una vacuna en otros cuatro años si no fuera por mí, porque la FDA nunca hubiera sido capaz de hacer lo que ha hecho si yo no los hubierza forzado a hacerlo". Informa nuestro corresponsal en Washington Fran Sevilla

Donald Trump apura sus intentos por dar la vuelta los resultados de las elecciones del 3 de noviembre. Su abogado, Rudolph Giuliani, ha vuelto a denunciar públicamente un “fraude masivo” a nivel nacional para manipular el recuento. Ha sido en una encendida rueda de prensa que le ha llevado a aparecer marcado por unos surcos de sudor mezclados con tinte o maquillaje capilar. El incidente ha terminado acaparando más atención que las propias declaraciones de Giuliani. El tiempo avanza sin que Trump reconozca la victoria del presidente electo, Joe Biden, que ha señalado a Trump como "irresponsable" por su desafío al resultado de las elecciones y las presiones de su campaña a Michigan para que no le certifique como ganador. "Estoy seguro de que (Trump) sabe que no ha ganado. No soy quién para cuestionar sus motivos, pero es indignante lo que está haciendo", ha dicho Biden.

7 de cada 10 votantes republicanos también creen que hubo fraude en las elecciones de EE.UU. a pesar de derrotas como la de Georgia, donde un nuevo recuento ha confirmado la victoria de Biden. Trump ha cambiado de estrategia: ahora presiona a sus afines en estados clave para darle la vuelta al resultado. El abogado de Trump, Rudy Giuliani, sudaba tinta del cabello mientras trataba de explicar que ha habido una conspiración de los demócratas para robar las elecciones, el equipo del magnate habla de un software creado en Venezuela por orden del fallecido Hugo Chávez pero cuando los periodistas piden ver alguna prueba no lo consiguen "hay cosas que no puedo revelar", aseguraba. Hoy el presidente ha invitado a la Casa Blanca a dos legisladores de Michigan, un paso más en la estrategia de Trump por negar su derrota, y es que mientras que sus demandas fracasan en los tribunales, aumentan los contactos con funcionarios encargados de validar los resultados, esta vez varios han denunciado amenazas, como el secretario de estado de Georgia, uno de los estados más reñidos. Él acusa a Trump de ser uno de los presidentes más irresponsables de la historia.

EE.UU. acaba de autorizar el primer test de coronavirus para hacer en casa con el resultado en media hora. La Agencia Federal del Medicamento autoriza que se comercialice para que quienes quieran puedan hacérselo en casa. En principio solo se comercializará en California y Florida. Hay quienes consideran que hacerse la prueba uno mismo puede llevar a errores diagnóticos.

La pandemia sigue propagándose en el país, que esta noche ha llegado a los 250.000 muertos por la pandemia. Hay estados y ciudades con fuertes restricciones, como Nueva York, que ha suspendido todas las clases en los centros de enseñanza.

Dos semanas después de las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump sigue tomando decisiones como si no las hubiera perdido: ha ordenado retirar tropas de Irak y Afganistán y ha destituido al responsable de ciberseguridad, por decir que las elecciones habían sido las más seguras de la historia. Desde entonces solo ha salido de la Casa Blanca para jugar al golf y ha comparecido tres veces, sin responder preguntas, y repitiendo su mantra de que es un fraude y si se cuentan los votos legales ha ganado él, al igual que hace en sus mensajes en Twitter. Entre su campaña y su partido han presentado una veintena de demandas por los recuentos: la mitad han sido rechazadas o desestimadas. En Georgia, donde Trump ha perdido por poco, el Secretario de Estado, republicano, denuncia que colegas de su partido lo están presionando para deshacerse de algunos votos.