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AFRICAN METROPOLIS. Una ciudad imaginaria.

Emisión 29 de octubre de 2018 · La 2

Por
Metrópolis - African Metrópolis. Una ciudad imaginaria

Metrópolis ofrece un recorrido por la ciudad imaginaria African Metropolis, construida por Simon Njami y Elena Motisi en el MAXXI de Roma con obras de 34 artistas africanos.

African Metrópolis se inscribe en la línea de investigación en torno a la ciudad contemporánea y el Mediterráneo llevada a cabo por el MAXXI (Museo nazionale delle arti del XXI secolo) bajo la dirección artística de Hou Hanru. Después de exposiciones dedicadas a Estambul (2015) y Beirut (2017), la programación de 2018 propone toda una serie de actividades relacionadas con las manifestaciones culturales que se dan actualmente en África.

Tal como el título sugiere, African Metropolis no enfoca una ciudad concreta ni parte de la ciudad como una realidad material estable que pueda ser representada a partir de sus elementos arquitectónicos, sino de una visión de la ciudad como concepto en continua mutación, donde los ciudadanos modifican su entorno a la vez que son modificados por él –la ciudad no como construcción, sino como fabricación humana-. El resultado es una ciudad hecha a partir de las vivencias y experiencias, las ideas y los sueños de los artistas que la habitan, una posible ciudad de ciudades que invita al público a perderse en una realidad sumamente heterogénea.

Los conflictos que se viven actualmente en y alrededor del Mar Mediterráneo se ven reflejados en las obras elaboradas con textiles Regard Icare (2008) La multiplication des éclairs au large de Lampedusa (2016) de Hassan Musa (Sudán) o en Alep (2017) de Abdoulaye Konaté (Mali) que presenta, al lado de un Alepo ensangrentado, a Calao (2016), el pájaro que simboliza prosperidad y fertilidad en los ritos de iniciación de los Senufo.

African Metropolis

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Algunas obras destacan por su carácter onírico, como las series fotográficas My Nights are Brighter than your Days (2016), en la que Franck Abd-Bakar Fanny (Costa de Marfil) ofrece vistas nocturnas de ciudades norteamericanas vacías de personas; Débris de justice (2016) de Antoine Tempé (Francia), donde el antiguo Palacio de Justicia de Dakar en ruinas evoca un sistema judicial también hecho jirones; Cidade em movimento (2016) compuesto por cianotipos de Luanda tomadas por Délio Jasse (Angola) para mostrar una ciudad donde la actividad ha quedado suspendida debido a la caída de los precios del petróleo en 2014, o la videoinstalación Project Speak2Tweet (desde 2011), en la que Heba Y. Amin (Egipto) yuxtapone mensajes de voz grabados durante la Primavera Egipcia con los vestigios arquitectónicos de un régimen dictatorial y corrupto.

Otros proyectos se detienen en los barrios que muchas veces constituyen microciudades dentro de las metrópolis. Andrew Tshabangu (Sudáfrica) muestra en las fotos que componen la serie City in Transition (1994-2007) la posterior evolución de los restringidos espacios a los que fue confinada la población negra de Sudáfrica durante el Apartheid; en Ballet in Kibera (2017)Sarah Waiswa (Uganda) transporta el ballet que es sinónimo de clase alta, privilegio y poder, al slum más grande de África para contrastar fantasía y realidad; Simon Gush (Sudáfrica) lleva a cabo,  en el videoensayo Lazy Nigel (2015), una profunda reflexión en torno la ideología que define el trabajo como bien moral sobre un fondo de imágenes que muestran la ciudad industrial Nigel al este de Johanesburgo durante el fin de semana; y Ouakam Fractals (2015-2018) de Sammy Baloji (República Democrática del Congo) ofrece una vista panorámica de la estructura interna de Ouakam, un barrio de Dakar habitado por los Lébous, conservadores de sus tradiciones pesqueras y animistas.

El dinamismo de las grandes metrópolis es celebrado en los retratos fotográficos de Bamako y Nigeria reunidos por Akinbode Akinbiyi (Gran Bretaña) en Cities (2004-2016) o en la instalación sonora Symphonie urbaine (2017-2018) de Lucas Gabriel (Francia), mientras que François-Xavier Gbré (Francia) reflexiona la fusión cultural e identitaria en África en la señal luminosa Wŏ shì fēizhōu/Je suis africain (2016), evocando el mestizaje que desde tiempos atrás se ha producido en las grandes urbes y que las ha convertido en lugares más abiertos y acogedores que los pueblos, una característica recogida en otra señal luminosa titulada There is a light that never goes out (2018), una apropiación de James Webb (Sudáfrica) del título de una canción de la banda británica The Smiths, lanzado a modo de mensaje universal de esperanza.

Algo enigmáticas son las palabras que Bili Bidjocka (Camerún) ha escrito en Time Tower (2018), la torre inspirada en la Torre de Babel y el Faro de Alejandría, que da la bienvenida al visitante de la exposición. Entre la confusión y la orientación actúa también Labyrinth (2018), un espacio irregular transitable de Youssef Limoud (Egipto), que evoca el carácter laberíntico de las ciudades y el contraste entre orden y caos, entre construcción y destrucción, entre intimidad y claustrofobia. A un ambiente de intimidad involuntaria y, en consecuencia, claustrofóbico del interior de una autobús atiborrado de gente se ve transportado el visitante al entrar en la videoinstalación inmersiva Prends le bus et regarde (2006) de Amina Zoubir (Argelia), frente a la amplitud y el sosiego que inspira Le Salon Bibliothèque (2018) de Hassan Hajjaj (Marruecos), un salón marroquí un tanto especial que refleja una mezcla de culturas y lenguajes, dispuesto para acoger las actividades paralelas de la exposición.

Con Behind This Ambiguity (2015/2018), una instalación compuesta por 120 estatuillas, Abdulrazaq Awofeso (Nigeria) propone una reflexión sobre el uso de máscaras para adquirir poder e inspirar miedo en los demás, de manera parecida a como los Gun Dogs (2017) de Lavar Munroe (Bahamas) proponen una reflexión sobre el animal como metáfora de dominación a partir de los perros de ataque y una banda criminal callejera de Nassau del mismo nombre. Impactantes en un sentido totalmente opuesto son el tríptico textil Chanson de ma terre lointaine (2017) de Joël Andrianomearisoa (Madagascar), por su belleza poética y melancólica, o los vestidos hechos con ropa y telas recicladas, que componen la Collection Xuly.Bet 2016 y 2018 de Lamine Badian Kouyaté/Xuly.Bet (Mali), por su sentido del humor y su frescura.

La ciudad como suma de vivencias personales se percibe claramente en las fotografías intimistas de Mimi Cherono Ng’ok (Kenia), que conforman una cartografía emocional de lugares y encuentros importantes de su vida; en la reflexión sobre la simultaneidad entre nacimiento y muerte, y el proceso de recreación y renovación expresada en la escultura Waxhotyiswa engekakhawulwa (2017) de Nicholas Hlobo (Sudáfrica); en la observación detallada de la evolución de la comunicación visual en el siglo XXI tal como se expresa en los muros de la ciudad, llevada a cabo por Onyis Martin (Kenia) y reflejada en obras como 566 PROTECTED AREA y 768 NO POSTERS (2016); o en New Olympians Series (2018), donde Godfried Donkor (Ghana) transforma a personas corrientes en sobrehumanos mediante poses típicos de la lucha senegalesa.

También Kiluanji Kia Henda (Angola) convierte en héroe shakespeariano a un vendedor top-manta en la fotografía a tamaño real Le Merchand de Venise (2010), una reflexión irónica sobre nociones de identidad, política y modernidad. En otra de sus obras, Rusty Mirage (The City Skyline) (2013), parte de los “sona”, dibujos realizados en la arena en la cultura Lunda Tschokwe del este de Angola, para trazar skylines urbanos en un desierto de Jordania. Bureau d’echange (2014) de Meschac Gaba (Benin) pone en evidencia la inestabilidad y falta de regulación y protección en el mercado de valores, cuya especulación con las materias primas ha provocado crisis económicas en muchos países, y las casas colgantes tituladas Falling House (2014) de Pascale Marthine Tayou (Camerun) causan una sensación de fragilidad e inconsistencia, evocando un mundo al revés que se encuentra al borde del colapso.

La noción de un potencial derrumbe caracteriza asimismo las impactantes obras Stressed World (2011) de El Anatsui (Ghana) World Disorder II (2017) de Paul Onditi (Kenia)Ouattara Watts (Costa de Marfil), en cambio, evoca, en obras como Vertigo #2 (2011), el caos y la destrucción como potenciales fuentes de energía y de construcción. Los loops cinematográficos que componen Nyau Cinema: Ghost Dance (2015-2017) de Samson Kambalu (Malawi) enfocan el poder subversivo del momento, de la espontaneidad y del tiempo no lineal; y PEFURA (Francia) resume, en la escultura Non Stop City (2016) el concepto de ciudad y su expansión imparable a partir de una figura geométrica tradicional de Camerún.

AFRICAN METROPOLIS está abierta al público hasta el 4 de noviembre.