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Toxicelebrities

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En los últimos meses famosos como Amy Winehouse, Pete Doherty o Britney Spears han llenado portadas de medio mundo por sus escándalos con las drogas. Sin embargo, no es nada nuevo la relación entre famosos y sustancias ilegales, ya que a lo largo del siglo XX han sido varias las celebridades más que han tenido más de un problema con las drogas. ¿Quieres conocer a algunas de las toxicelebrities?   

Billie Holiday: la heroína

A pesar de ser la mejor voz que ha dado el jazz, cuando Billie Holiday bajaba de los escenarios tenía una vida que en poco se diferenciaba de la de los toxicómanos que deambulaban por los suburbios del Nueva York de los años 40. 

Nacida en Filadelfia en 1915, Billie se crió en la más absoluta miseria y tuvo que prostituirse en más de una ocasión, un inframundo en el que entró en contacto con las drogas ya en la adolescencia. Conforme se fue convirtiendo en una de las artistas más grandes que ha dado los Estados Unidos, su voz y su vida iban apagándose a un ritmo vertiginoso a consecuencia de su adicción a la heroína. Aunque consiguió pasar largas temporadas sin consumir ningún tipo de drogas, en el momento de su muerte todavía no había conseguido desengancharse.

Marilyn Monroe: los barbitúricos

A pesar de que parte de sus seguidores creen que su muerte fue fruto de una conspiración y que nada tuvo que ver con las drogas, Marilyn Monroe consumía barbitúricos desde hacía años, una adicición que, supuestamente, fue a más a partir de su tormentosa relación con Kennedy

Sobre su vida y su muerte probablemente nunca llegue a saberse toda la verdad, pero lo cierto es que en la época los barbitúricos acabaron con la vida de miles de personas en Estados Unidos y Europa. De hecho, como afirma el sociólogo Antonio Escohotado, ya en los 50 era conocido los riesgos de muerte que acarraeba el consumo de barbitúricos y no fueron pocos los casos de "sobredosis accidentales", ya que "había gente que ingería píldoras estando muy ebrios, o que simplemente tomaban algunas, se ocupaban un momento de otras cosas, olvidaban haberlo hecho y tomaban otra vez, como pudo acontecer con Marilyn Monroe", afirma el autor del estudio. 

Judy Garland: las anfetaminas

Aunque el éxito de "El mago de Oz" le convirtió en una de las estrellas más adoradas de los años 40, fue con esta película cuando entró en el infierno de las drogas, del que ya nunca saldría. De hecho, la mayor parte de los biográfos de la actriz afirman que durante la grabación de esta película  fue coaccionada a consumir anfetaminas para soportar los larguísimos días de rodaje. 

La actriz siguió consumiendo anfetaminas el resto de su vida, lo que le provocó no sólo graves secuelas psíquicas, sino también un deterioro físico que la fue alejando de las grandes producciones de Hollywood, hasta acabar con su vida cuando tan sólo tenía 47 años. 

Cary GrantLSD

Bajo su aspecto seductor y su figura atlética, se escondía un hombre atormentado por la incapacidad de asumir su bisexualidad y obsesionado con alcanzar la perfección delante de las cámaras. 

Durante su juventud se evadía de sus remordimientos a base de litros de whisky y borracheras interminables. Por ello, ya en los 60, decidió superar su alcoholismo medicándose, durante casi dos décadas, con dosis de LSD en terapias controladas junto a otras celebridades, como el escritor Aldous Huxley, en una prestigiosa clínica californiana.

Sigmund Freud: la cocaína

Pero no sólo las estrellas de la música y el celuloide cayeron en las redes de las drogas, sino también algunas de los intelectuales más influyentes de la historia, y el primero de todos ellos fue Sigmund Freud. El padre del psicoanálisis estudió durante años los efectos de la cocaína, y parece que la manera más eficiente que encontró para hacerlo fue a base de autoensayos

Durante los últimos años del siglo XIX, la cocaína -que fue aislada por primera vez en 1859- se comercializó a gran escala, y tuvo bastante éxito porque se vendía como "alimento para los nervios" "forma inofensiva de curar la tristeza". Impresionado por los efectos del nuevo "fármaco",  Freud comenzó a tomar cocaína, la cual estuvo consumiendo casi a diario durante más de una década, según apuntan la mayor parte de las biografías. Sin embargo, su biógrafo oficial, el neurologo galés Ernest Jones, nunca especificó la verdadera relación de Freud con las cocaína, a la que sólo hizo alusión en unas líneas.