La gran confesión de Alejo sobre Luisa

El resto de la familia piden respeto para su hermano y los habitantes de la Casa Pequeña, algo que enfada más al duque, culpando a Adriana y Rafael de la inanición de sus parientes por haber ayudado a Mercedes y Bernardo a casarse. La situación termina exasperando a un Alejo que no aguanta más: "Hastiado estoy de sus represalias, sus amenazas y su indecencia. No lo soporto más", dice mientras José Luis le pide que se vaya, algo que el joven está dispuesto a hacer sin dudarlo.

"Jamás volveré a sentarme en esta mesa. No perteneceré por más tiempo a esta podrida familia. Renuncio a complacerle y repudio mi apellido por el resto de mis días. Se acabó. Cogeré mis cosas y marcharé a la Casa Pequeña junto a la tía Mercedes y don Bernardo", dice anunciando unas intenciones que Rafael intenta parar. Es entonces cuando Alejo se dispone a desvelar también el secreto que ha estado guardado hasta ahora: "Y junto a la mujer a la que amo, Luisa. Estoy enamorado de una criada, de una mujer que tiene más dignidad y decencia de lo que usted jamás podría soñar".