Sinopsis
Mientras interrogan a Úrsula, Ana espera en las afueras de la Casa Grande, donde va Rafael a hablar con ella: "Mira que me tenías preocupado. No sabía si te había pasado algo, no sabía si te ibas a echar atrás, no sabía nada". La joven pide perdón al señorito por haber desaparecido de repente. Sin embargo, el Gálvez de Aguirre quiere saber dónde ha estado todo este tiempo.
"Al día siguiente de hablar con usted, cuando le prometí que iba a confesar, doña Úrsula me pidió que le hiciera un favor. Me dijo que fuera al pueblo a hacer un recado para su tía Victoria, y que una calesa me esperaba fuera para marchar a escape. Antes de llegar al pueblo tuve un mal presentimiento, pensé en lo extraño de la insistencia de la señorita, y lo pendiente que había estado de mí en los últimos días, así que le dije al calesero que me bajaba, que tenía que hacer otro recado y que ya me volvería yo sola", le explica a Rafael, pues pensó que si había conseguido asesinar a don Julio, que no haría con ella.
La doncella explica al Gálvez de Aguirre que se escondió hasta saber qué hacer, cómo proceder, y le reconoce a Rafael que dudaba entre delatar a Úrsula ante la Santa Hermandad o abandonar el valle para siempre. "Por usted", le responde cuando el hijo del duque pregunta a Ana por qué se decantó por la primera opción: "Le había dado mi palabra, así que fui al pueblo y le conté toda la verdad a los mangas verdes". La joven sabía que tenía más que perder, pero una promesa es una promesa, y ella le prometió a Rafael confesar la verdad.
"Gracias Ana", termina diciendo el hermano de Julio, pues gracias a la doncella se va a hacer justicia, y le asegura que a partir de ahora debe estar tranquila: "Has delatado a la asesina del heredero de esta casa. Todos los Gálvez de Aguirre te vamos a proteger". La joven vuelve a disculparte ante Rafael por no haberlo hecho bien desde el principio pero él, sin embargo, cree que es la muchacha más valiente del mundo.
