El duque de Valle Salvaje, consejero del rey

El único habitante de Valle Salvaje contento con el compromiso parece ser José Luis, que, aunque sorprendido, ha acogido de buena gana la noticia. Aun así, ha querido hablar con el marqués: "¿No cree que el anuncio que acaba de hacer tendría que habérmelo consultado antes? No quiero que suene a reproche porque no lo es en absoluto, pero se trata de mi hija y el jardín está lleno de gente a los que casi ni conozco. Además estamos hablando de un futuro que afecta a ambas familias", le dice, pidiéndole algo de prudencia. "Le place el acuerdo pero le desagrada la forma", termina concluyendo don Hernando, aunque para el duque es más "pasmo" que desagrado.

Los marqueses le piden que deje todo lo ocurrido a parte, y que no debe preocuparse de nada pues ellos organizarán todo. "Además, tenemos una sorpresa para usted, don José Luis", le dice don Hernando, generando el interés y el temor en el duque: "Ya estoy haciendo los pasos necesarios para que, después de la boda, pase usted a formar parte del consejo de su majestad". Un puesto que pilla más de sorpresa aún al Gálvez de Aguirre y al que se le empieza a hacer la boca agua con todo lo que podría conseguir siendo consejero del rey Carlos III.