Mesalina

La filtración de la identidad del testigo protegido pone el peligro toda la investigación. Se trata de un excontratista militar que trabajó en el club Mesalina durante los años en que se gestó el crimen. Según su testimonio, los acusados habrían conspirado en un reservado del local para planear el asesinato del alcalde de Polop, Alejandro Ponsoda, en el verano de 2007. Los presuntos implicados niegan cualquier vinculación con los hechos e intentan desacreditar al testigo, señalando su pasado oscuro y sugiriendo posibles motivaciones personales detrás de su declaración. Once años más tarde, en enero de 2020, los acusados se enfrentan a un jurado popular en una atmósfera cargada de tensión con todas las miradas centradas en la declaración del testigo protegido. Las estrategias enfrentadas de las defensas y la acusación convierten el proceso en una intensa batalla judicial, en la que no solo se cuestiona su testimonio, sino también la integridad de toda la investigación llevada a cabo por los agentes.