Sinopsis
Este pueblo de la Ribera del Ebro intenta recuperar el pulso tras el cierre de la química que estuvo 125 años instalada allí
Tres años después de la descontaminación del río Ebro hecha por la administración, la vida salvaje se abre paso
Reindustrializarse y vivir del turismo, los objetivos
Puede parecer paradójico, pero justo delante del gran complejo químico de Flix, se encuentra la Reserva natural de Sebes. Es un pulmón de la biodiversidad que atesora decenas de especies, que hoy, tras la limpieza hecha en el río, parecen recuperarse de su letargo: “Esto es excremento de Nutria. Es una gran noticia porque estuvieron a punto de desaparecer por la contaminación del río”, nos cuenta Santiago Bateman, naturalista del Grupo Freixa, responsable de cuidar este paraje.
“El río está limpio, pues perfecto. ¿Pero ahora qué vamos a hacer sin la química que daba trabajo a cientos de personas?”, se pregunta Josep en el hogar del jubilado de Flix, donde comparte tapete y partida al mus con otros pensionistas, casi todos extrabajadores de la planta, y que asienten ante estas palabras…”si no hay trabajo la gente joven se irá y esto será un pueblo fantasma”, vaticina Joaquim, otro del grupo.
“El ayuntamiento está trabajando para atraer nuevas empresas y ya hay varios proyectos muy maduros que giran entorno a la química verde y la generación de energía”, afirma Francesc Barbero, alcalde de la localidad, quien insiste en que hay que diversificar la economía para evitar depender nuevamente de una sola empresa.
“Tenemos un río magnífico que está por explotar, tenemos patrimonio histórico como los refugios antiaéreos de la guerra civil o la colonia industrial, tenemos jóvenes que apuestan por el territorio con negocios como el nuestro de vinagre hecho a base de miel, único en España…En Flix hay presente y futuro”, sentencia Lluís Blusom, un apicultor que está dispuesto a que el corazón de Flix siga latiendo, porque sin duda, hay vida tras la química; hay vida tras el cloro.
Un REPOR de: Carlos Enrique
Imagen: Martín Merino
