Destruir las armas

Rosa Garrido une sus esfuerzos a los de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, de la que forma parte Ignacio Carrasco. Junto al abogado Luis Portero logran reabrir el caso de la muerte de Lucía Garrido y empiezan a descubrir las sorprendentes anomalías que se habían presentado durante la investigación y la inexplicable mala praxis en la custodia de pruebas fundamentales. Manuel Alonso sale de prisión después de unos meses y al poco tiempo vuelve a verse involucrado en una operación policial, aunque esta vez, aparentemente, nada tiene que ver: el Seprona para el coche en el que viaja para arrestar a su acompañante, un conocido empresario de la provincia, impulsor de una operación urbanística irregular. En 2014 una investigación del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil revela un entramado de relaciones económicas entre presuntos delincuentes, agentes de la Benemérita y empresarios de la Costa del Sol cuyo nexos en común son Los Naranjos y Manuel Alonso, la expareja de Lucía Garrido.