Sinopsis
A pesar del conflicto moral y religioso que supone, Ángel se ve obligado a batirse en duelo, para evitar que su familia sufra represalias con las que Hugo le amenaza. Gonzalo, que apadrina a Hugo y presta sus armas para el duelo, se sorprende al ver aparecer a Pablo Márquez junto a Ángel, acompañándole como padrino. Hugo hace trampas y hiere a Ángel, justo antes de que don Enrique detenga el lance, gracias a la intervención de Victoria.
La presión social y familiar impide a Victoria y a Ángel verse en un tiempo. Ángel, convaleciente y preocupado por la situación de su familia, acepta el puesto en las oficinas que le ofrece Pablo.
Gonzalo se siente amenazado por la influencia que Ángel ejerce sobre los Márquez y ordena a su cuñada despedir a Amalia. Catalina obedece, resignada, sufriendo las acusaciones de Irene, que se toma la acción de Catalina como una afrenta hacia ella.
El despido de su madre es una nueva presión para Ángel. Todo lo que está pasando es culpa de su decisión de dejar los hábitos. El joven encuentra consuelo en los brazos de Victoria, reafirmando el amor que les une.
Amalia, desesperada, acude a D. Enrique, quien consigue tranquilizarla. Está seguro de que Ángel acabará entrando en razón. Por eso aún no ha hablado con el obispo, a ojos de la iglesia Ángel sigue su camino hacia el sacerdocio.
Por su parte, Pablo intenta un torpe acercamiento con Encarna, ofreciéndole un dinero que ella rechaza ofendida. Pero conseguirá solventarlo y provocar la gratitud de la joven, donando unos libros para la escuela de mujeres.
La situación de la mina es crítica y Victoria es convenientemente informada por Gonzalo, quien le recuerda que ella es la responsable final según la voluntad de su padre. Victoria no quiere enfrentarse a Pablo, e intenta buscar ayuda en los antiguos amigos de Ricardo, que, amedrentados por el Marqués, no responden a la joven. Gonzalo consigue así que Victoria encuentre en él su única salida, y se gana su confianza. La relación amistosa entre Victoria y Gonzalo provoca un ataque de celos en Irene que le lleva a autolesionarse.
Pablo intenta advertir a su hermana sobre las verdaderas intenciones del marqués. Pero, cuando los mineros perpetran un violento atentado en la mina, Gonzalo obtiene su último argumento para convencer Victoria, quien, finalmente, veta a su hermano.
Ángel no consigue evitar que Salvador participe en la acción violenta. Y presencia, impotente, su detención.
Gonzalo recibe una inesperada visita de D. Enrique, quiere que colaboren, juntos deben conseguir que todo vuelva a colocarse en su sitio.
