Sinopsis
Estando de acuerdo el marqués en que Leocadia se hiciera cargo de las tierras al rechazar Adriano su puesto, solo faltaba que Martina también diera su visto bueno. "Teniendo en cuenta que usted ya está ocupado de más con los negocios familiares y Manuel con su empresa como para gestionar además las tierras de La Promesa, estoy de acuerdo en que sea doña Leocadia quien lo haga, ya que se ofreció voluntaria y a usted le parecía bien", comienza diciendo la joven en una reunión en la que no solo está su tío, sino también Leocadia, Adriano y su prometido, Jacobo.
"A mí también me parece bien, por descontado", añade Adriano. Todos celebran la decisión, pero Martina tiene una condición: "Me gustaría que Jacobo también estuviera implicado en esta labor y que no estuviera al margen. Quiero que sea él quien ocupe mi lugar, dado que yo voy a estar ocupada con el patronato y cuidando a los bebés con Adriano, que dan muchísimo trajín". La joven quiere dejar claro a Leocadia que esto no se trata de una falta de confianza, si no que Jacobo es su prometido y lo considera justo dada su condición de propietaria de una cuarta parte de las tierras.
Un reto para el joven que está dispuesto a asumir y que para Leocadia es la combinación perfecta: "Jacobo no solo me parece un hombre inteligente y trabajador. Es que además es muy amable y se lleva estupendamente bien conmigo. Seremos un tándem perfecto. Yo puedo ayudarle y él, como hombre que es, será quien de la cara. Así ningún trabajador se atreverá a cuestionar mi autoridad", explica doña Leocadia.
