Alonso, afectado por la presencia del cuadro

Alonso llega al salón, pero sigue sin encontrarse a gusto cerca de la pintura. En cambio, Leocadia está muy tranquila, pues solo es un lienzo en blanco sobre el que se han mezclado algunos óleos. "Para mí es mucho más que eso. Es la mujer con la que he compartido casi 30 años de mi vida", le dice el marqués, que recuerda lo enamorado que estaba de Cruz: "Siempre pensé que envejecería y moriría a su lado".

Al padre de Manuel le pesa mucho seguir casado con la marquesa después de lo que hizo: "Nos amamos con locura, y también nos odiamos con todas nuestras fuerzas. Ojalá pudiera olvidarla, es lo que me prometí a mí mismo cuando se la llevó la Guardia Civil. Lo he intentado, he buscado mil formas de distraerme cuando mi cabeza se empeña en recordarla". El marqués cuenta que al principio su imagen volvía una y otra vez, y sus palabras retumbaban por toda la casa, pero que poco a poco empezó a dejar de pensar en ella.

"Creí que podría olvidarla hasta que llegó el retrato. Es como si de alguna forma volviera a estar en La Promesa, como si fuera a verla en algún momento. Las heridas que empezaban a cerrar, vuelven a doler como el primer día. Cómo duele ver el rechazo que provoca en casi todos los que habitan en esta casa", termina confesando visiblemente afectado por la presencia del cuadro.