Sinopsis
Tras casarse hace tres años, haber tenido un hijo y haber adoptado a un gatito, Virginia y Carlos quieren agrandar la familia: esta vez con un perrito. “Nosotros nos consideramos muy animalistas y nos gustaría inculcar a nuestro hijo cómo es tener un animal y que aprenda a quererlos, cuidarlos y, sobre todo, a no dañarlos”, dice la pareja.
Aunque Virginia reconoce haber encontrado al amor de su vida: Carlos, hoy vienen dispuestos a enamorarse de su nuevo compañero perruno y compartir con él toda su vida. Solo hay una cosa en la que no se ponen de acuerdo: el tamaño que les gustaría que tuviese su nueva mascota. ¿Cómo será el perro que escojan los miembros del albergue para ellos? ¿Grande o pequeño? ¿Se enamorarán a primera vista o habrá que esperar a que hayan pasado unos meses juntos?
El encuentro entre Marion y la pareja ha sido la perfecta demostración de que, a veces, menos es más. Y, como en tantas ocasiones hemos repetido en Dog House, el exceso de demostraciones de amor puede agobiar a nuestros peludos. Por suerte, Hugo, staff del albergue y educador canino, ha entrado al jardín para explicarles cómo debían actuar y cómo se estaba sintiendo la pequeña. Ambos, comprensivos, han seguido las pautas de Hugo y han sido encantadores con Marion. Ahora, son felices y Marion tiene un nuevo nombre: Sia, una hermana perruna y una familia con la que compartir el resto de sus días.
