El Rashomon, la antigua puerta de la ciudad de Kyoto, hecho una ruina, se ha convertido en un depósito de cadáveres. Allí el ex sirviente de un samurai cavila acerca de su futuro. ¿Qué opción tiene, además de convertirse en forajido? Su dignidad le impide semejante paso; se rebela contra ésa, su única posibilidad. Entonces descubre la luz de una tea que deambula entre los cadáveres. Mira y ve que esos pobres muertos son despojados de sus pobres posesiones, incluso del pelo, por una vieja decrépita. Un súbito afán justiciero acomete al ex sirviente: el mal lo enfurece. Detiene a la vieja, la amenaza y sólo recibe en respuesta el eco de su propia voz: No tengo otro remedio, si quiero seguir viviendo...
RASHOMON, de Ryunosuke Akutagawa.
Con música de Shigeru Umebayashi y Angelique Kidjo.