"Nada sucede dos veces, ni va a suceder, por eso sin experiencia nacemos, sin rutina morimos. En esta escuela del mundo ni siendo malos estudiantes repetimos un año, un invierno, un verano...No hay un día igual, no hay dos noches parecidas, no hay mirada en los ojos ni dos besos que se repitan". Es el poema de la escritora polaca Wislawa Szymborska que recoge Antonio Ayuso en su libro “Una apacible turbulencia. Desengaños e intuiciones de un ingeniero aeroespacial". Szymborska, víctima de la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial supo vivir en una pérdida continua. Quizá, escribe Antonio Ayuso, el único modo de poder vivir en una pérdida continua es asumiendo la unicidad de los días, o bien al revés: solo sintiendo la unicidad de los días se puede vivir instalado en lo terrible.
Es una de las muchas reflexiones que nos regala en este libro en el que nos invita a mirar al cielo. Miles de años de pensamiento. La rueda. Los acueductos. Los puentes. Las catapultas. Los carros. La pólvora. La máquina de vapor. Las lentes. Los espejos. El motor de explosión. El teléfono. La bombilla. Los aviones. Los satélites. Los vehículos autónomos en Marte. Pero ahora suelta lo que estés haciendo y levanta la mirada al cielo. Hay incontables estrellas allá donde mires: ¿Hemos avanzado tanto? ¿Puede la ciencia ser consuelo? ¿Puede encontrar respuestas para todo? Hoy encendemos el fuego de la cueva para iluminar la incertidumbre de lo que somos, para enfrentarnos al infinito del miedo con otro infinito, el del amor.
Con Jaime García Cantero ponemos coordenadas al concepto de "Enshitfication" de Cory Doctorow. Y en nuestro túnel del tiempo recuperamos la voz del poeta Vicente Alexandre.