Sala de Espera Los inválidos17/03/2024

El alba iluminó la estancia y, apenas abría los párpados, se percató de la presión en su vientre.

El alba iluminó la estancia y, apenas abría los párpados, se percató de la presión en su vientre. Sabía que este momento llegaría así que actuó conforme tantas veces había ensayado. A marchas forzadas subió en su pedaló, conectó los tubos de fluido a sus puertos cervicales y emprendió el viaje. Nunca habría pensado en lo que le quedaba por delante.

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