La Cumbre del Clima de la ONU COP30, celebrada en noviembre en la ciudad brasileña de Belem, en la Amazonía, terminó con un documento final calificado de poco ambicioso y decepcionante y sin referencia explícita a los combustibles fósiles, un objetivo clave para muchos países y organizaciones juveniles participantes en esta reunión. En los últimos años, los jóvenes han sido fundamentales en la creación de políticas públicas para abordar los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad y para exigir transparencia y rendición de cuentas a los Gobiernos y el sector privado. Para impulsar esa participación, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Organismo Internacional de la Juventud para Iberoamérica (OIJ) han firmado un convenio, alineado con la Nueva Agenda de la Juventud para Iberoamérica, que apuesta por convertir a las nuevas generaciones en protagonistas de la transformación socioambiental de la región. Un reportaje de Teresa Montoro