La Unión Europea depende de otros países para el suministro de materias primas críticas, entre ellas las denominadas tierras raras, que son fundamentales para la industria tecnológica. Ante el contexto geopolítico actual, cada vez más convulso, Europa pretende explotar sus propios recursos para producir al menos el 10% de los materias primas estratégicas que consume. Pero el camino es largo. Cíclicamente la Comisión Europea actualiza un inventario sobre los posibles yacimientos, los minerales que albergan y los expertos en la materia para poder responder ante una situación de crisis. También está acudiendo al reciclaje de productos eléctricos y electrónicos como patinetes, bicis o discos duros y a los acuerdos con terceros países y territorios como los estados de Asia Central o Groenlandia.