Tras la publicación de Romancero de Mujeres Libres, entre abril y mayo de 1937, cuando España ya lleva casi un año con su lluvia terrible de metralla arrasando sus campos y ciudades, envuelta en su cainismo diluviano, Lucía Sánchez Saornil es enviada por la CNT a Valencia, para impulsar la creación de Solidaridad Internacional Antifascista. En junio ya funciona activamente, ocupándose ella, para la sección española, de la Secretaría de Propaganda y Prensa. Lucía tiene 42 años y la sensación de cargar varias vidas a la espalda, desde su primera formación hasta su debut poético 23 años antes, en 1914, con ese Modernismo algo tardío que cristalizaría en el Ultraísmo, hasta ya decantarse por su nueva poesía arromanzada, con ecos poderosos de Alberti y García Lorca, en su Romancero de Mujeres Libres, en 1937, poco antes de su llegada a Valencia. Es la hora de la poesía de compromiso. Pero, mucho antes que la revolución, o durante, o después, está el amor. Lucía Sánchez Saornil participa en la fundación del semanario gráfico Umbral, en el que es redactora jefe y colabora con amplios reportajes sobre las transformaciones sociales en España en esos vientos de cambio, también personales. Porque allí conoce a América Barroso García, que será su compañera para siempre.