Lo importante es nacer en la escritura de luz de Acacia Uceta. Romper el duro espejo de la nada, levantar un telón infinito de sombras. Ella lo logrará a través de una obra erigida en el lecho de nuestros pies descalzos. Afirmada en su tiempo, ese cauce social de compromiso será un fuego radiante en su poesía, del primer Madrid sitiado por la guerra hasta su pacifismo inaugural en una madurez que forja libros como Frente a un muro de cal abrasadora (1967), Detrás de cada noche (1970) y, por supuesto, Al sur de las estrellas, (1976). Desde la emotiva rememoración infantil de esos días oscuros de los bombardeos, jugando en los escombros, hasta la democracia, su voz se elevará por la defensa de las víctimas de la represión, en la búsqueda de su propia memoria, como cimentación de una identidad, y también hacia un hondo fulgor existencial, en la celebración continua de la vida. Hay belleza y verdad, hay canto por el hombre y la mujer que siguen descubriendo, cada día, que lo importante es nacer, que lo importante es vivir. Responder desde el caos a la llamada, apresar la materia y darle idea, es también el poema. Y vencer a la noche, aunque le tiemble la mano, y besar a una tierra agradecida.