Casilda de Antón del Olmet es una mujer joven cuando deja de vivir en Huelva. Llega al Madrid tumultuoso, desgarrado y excéntrico de la bohemia, con tardes de humo en los cafés que también se enfrentan con el amanecer en sus tertulias encadenadas. Pronto, gracias a la influencia de su hermano, el poeta y también diplomático Fernando de Antón del Olmet, conocedor de su querencia literaria, va entrando en las órbitas poéticas y políticas de 1900. Así, comienza a escribir en La Época y La Correspondencia de España -la prensa del momento-, donde aparecerán sus artículos costumbristas sobre los escenarios íntimos y morales de la sensibilidad femenina. También publicará sus composiciones poéticas en la La Alhambra. Revista Quicenal de Artes y Letras de Granada, en la que continúa con esa observación naturalista de la feminidad. Antón de Olmet toma partido, en el debate sobre el nuevo papel de la mujer, por un tradicionalismo que no dejará de lado su vocación de escritora. Su primer volumen de poesía se titulará Cancionero de mi tierra, y se publica en 1917. Nuevo cancionero aparece doce años después, en 1929, cuando un nuevo mundo está llamando a las puertas, ya desvencijadas, de la España finisecular. Casilda entonces disfruta su popularidad breve e intensa.