Esta semana recibimos una misteriosa carta. Dentro, un artículo de prensa que destapa una historia increíble: la de Fritz Kreisler. Violinista prodigioso, compositor brillante… y el autor de uno de los engaños más fascinantes de la historia de la música.
Durante tres décadas, Kreisler hizo creer que una serie de piezas, supuestamente halladas en un convento del sur de Francia, eran auténticas reliquias del barroco. Decía que eran de maestros del pasado como Antonio Vivaldi, François Couperin o Gaetano Pugnani… pero, en realidad, las había compuesto él mismo. Y nadie sospechó nada. A través de sus grabaciones y sus partituras, recorremos la vida de un músico que entendió algo esencial: que el público, a veces, "escucha" más con los ojos que con los oídos. “El nombre cambia, el valor permanece”, sentenció. Ponte los auriculares y déjate sorprender por su historia.