Termina el verano, y con él, nuestra temporada en la trastienda… Pero cerrar esa puerta no fue sencillo. Antes hubo que atender a unos visitantes inesperados: Fritz Kreisler apareció para corregir su biografía, Domenico Barbaja reclamó el manuscrito de una ópera de Rossini, Pauline Viardot quiso inspeccionar el cofre de Don Giovanni, Anja Thauer buscó su reflejo en los vinilos y Ginette Neveu recuperó su violín. Quizá por eso cueste tanto salir de la trastienda; porque cada historia que ha pasado por aquí sigue rondando entre las estanterías, empeñada en ser escuchada una vez más.
Gracias por acompañarnos cada sábado y por abrir esta puerta con nosotros. La trastienda se cierra, pero si algún día pasáis por aquí y veis la luz encendida, no dudéis en entrar. Probablemente sigamos aquí entre cajas, revisando papeles y observando con lupa el pasado, buscando esas pequeñas historias que se esconden detrás de los grandes relatos.