Nuestra invitada de hoy en “La España vivida” pertenece al mundo de la ciencia, un ámbito en el que generalmente nos parece que no hemos hecho la suficiente inversión y promoción del talento. Nos visita Ángeles Nieto, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, que en la actualidad realiza su labor investigadora en el Instituto de Neurociencias de Alicante –vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- y la Universidad Miguel Hernández de Elche. Esa labor es la de dirigir un equipo que se interesa por los movimientos celulares durante el desarrollo embrionario y las patologías del adulto. Renuncio a explicar la importancia o los beneficios de esta investigación, porque la doctora Nieto me tiene muy advertido sobre la inconveniencia de relacionar el estudio científico con su rentabilidad inmediata, porque lo importante es incrementar el conocimiento. Se investiga para descifrar y conocer, y luego ya se verá si de ello se saca un provecho concreto, y en qué sentido. Nuestra invitada, en todo caso, es muy consciente de la importancia de algunos avances a corto plazo, y ella misma ha puesto ejemplos de los logros de la investigación frente a recientes amenazas. “Quién iba a pensar hace siquiera cinco años –decía Ángela Nieto en una reciente intervención pública- que se podría desarrollar en menos de un año una vacuna frente a una enfermedad ocasionada por un virus que ha generado una pandemia global”, para añadir que “la vacuna es el resultado de décadas de investigación”. Para resaltar asimismo que “un trabajo del Imperial College de Londres publicado en (la revista) The Lancet calculó que la vacuna había salvado 20 millones de vidas en el primer año de su administración”. A la vista de todo ello nos interesa que la doctora Nieto nos explique si la investigación científica es a veces una carrera contra el tiempo, pero siempre una labor de acumulación provisional de conocimiento, muchas veces, quizá, en dirección desconocida.
