En julio de 1969 Francisco Franco, amparándose en la Ley de sucesión de 1947 que le otorgaba el poder de proponer a su sucesor en la Jefatura del Estado, designaba a Juan Carlos de Borbón a título de Rey, con el refrendo de las Cortes.
La decisión pretendía dejar todo "atado y bien atado" (frase pronunciada por Franco en su mensaje de Navidad a los españoles ese 1969), pero era evidente que muchas cosas iban -tenían- que cambiar. Así, los últimos años del franquismo fueron una sucesión de posicionamientos y luchas entre las propias "familias" del Régimen, sobre todo tras el asesinato del Almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973 a manos de ETA, el presidente del Gobierno llamado a garantizar la continuidad.
Entre los políticos franquistas que no disimularon su interés por presidir el Gobierno se encontraba Manuel Fraga Iribarne. Fraga, diplomático y catedrático de derecho, había tenido múltiples cargos. El más importante, ser ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, cuando fue cesado por Franco. Tras un periodo de ostracismo y pasar dos años como Embajador en el Reino Unido (que él mismo califica de "destierro"), regresa a España el 18 de noviembre de 1975 ante el inminente fallecimiento de Franco que se produjo solo dos días más tarde.
El documento sonoro son sus breves palabras en Barajas, afirmando que no era momento de hacer declaraciones. Como él mismo afirma, tampoco hacía falta: llevaba meses haciendo entrevistas y publicando cuál era su propuesta política. Lo más interesante, escucharle decir que ha cerrado "sus heridas", fruto sin duda de las luchas mencionadas más arriba.
No consiguió su propósito, pero Arias Navarro le nombró vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación en el primer gobierno tras la entronización de Juan Carlos I, en diciembre de 1975.
Su trayectoria posterior es de sobra conocida por todos: "padre" de la Constitución, fundador de Alianza Popular (refundada después como Partido Popular), diputado, eurodiputado y presidente de la Xunta de Galicia durante 15 años. Sin duda, un peso pesado de la política española durante décadas.