El 27 de septiembre de 1975, se ejecutaron las penas de muerte a las que habían sido condenados en tres Consejos de Guerra los miembros de ETA Ángel Otaegui y Juan Paredes Manot y los del FRAP José Humberto Baena Alonso, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo.
Desde el mismo momento en que se conocieron las sentencias, pocas semanas antes, se convocaron protestas en España, pero, sobre todo, una ola de indignación recorrió el mundo: los juicios fueron considerados como irregulares y carentes de garantías procesales. Personalidades como el papa Pablo VI, el primer ministro sueco Olof Palme, el presidente mexicano Echevarría o el propio hermano de Franco, Nicolás, pidieron que no se cumplieran las sentencias. En muchas ciudades se convocaron protestas: en Lisboa, en concreto, se llegó a asaltar y prender fuego a la embajada española. Pero la presión no tuvo éxito. Fueron las últimas ejecuciones del franquismo, menos de dos meses antes del fallecimiento de Francisco Franco, cuando este ya tenía un delicado estado de salud.
Radio Nacional, en su programa La jornada, emitió este comentario de opinión, que justificaba lo sucedido a la vez que cargaba contra los que protestaban y consideraba injusto el trato recibido por España frente al que recibían otros países.
No sabemos quién lo escribió, ni la fecha exacta en que se emitió, solo que fue leído por un locutor de continuidad.
Nota: las declaraciones que se citan en el audio son de Reginald Maulding, portavoz del Partido Conservador británico para Asuntos Exteriores, a la BBC.