Si hay un acontecimiento que pusiera color al gris reinante en la España de la época ese fue la boda de la aristócrata Fabiola de Mora y Aragón con el rey Balduino de Bélgica, celebrada el 15 de diciembre de 1960 en Bruselas. El enlace se convirtió en un acontecimiento aprovechado políticamente, por un lado, por el gobierno belga (el país había reconocido la independencia del Congo en junio, dejando de ser una “potencia colonial" y una ciudadanía desmoralizada necesitaba algo que les diera algo de alegría) y, por otro, por el español, empeñado entonces en abrirse al mundo y que este respaldara la legitimidad del Régimen. Que una española, modelo además de las virtudes que el franquismo otorgaba a toda mujer (la religiosidad, la discreción...), fuera elegida como reina de los belgas no era una oportunidad que se pudiera dejar pasar.
El interés mediático fue enorme. Tanto, que Eurovisión transmitió la boda en directo a toda Europa y TVE ingresó en la organización precisamente para poder distribuir la señal en España. La venta de televisores para poder verla se multiplicó en nuestro país.
Radio Nacional, como no podía ser menos, también la transmitió para que todos los españoles pudieran seguirla (la cobertura territorial de la señal de televisión, nacida en 1956, era aún escasa) y hacerla llegar también a otras emisoras de habla hispana. El largo reportaje alterna la emoción con la parsimonia -incluso, con una cierta cursilería- de los distintos locutores. Una manera de hacer la “crónica social” muy distinta a la actual, 65 años más tarde.