Liturgia, comercio y globalización en el “lago español” del Pacífico
Durante más de dos siglos, el Galeón de Manila sostuvo una de las rutas comerciales más largas y complejas de la historia, uniendo Filipinas y México a través del océano Pacífico. A bordo viajaban sedas, especias, plata… y también vino, elemento clave en la liturgia católica y símbolo del vínculo cultural entre continentes.
Como la vid no arraigó en Filipinas, el vino debía importarse desde América o Europa. Esta escasez lo convirtió en un bien valioso, reservado a las élites coloniales y a la Iglesia. Mientras tanto, prosperaron bebidas locales como el lambanog, que influyeron incluso en el desarrollo del mezcal y el tequila.
El Galeón fue más que una ruta comercial: fue la columna vertebral de una temprana globalización hispana. Y el vino, aunque minoritario, desempeñó un papel esencial como símbolo religioso, producto de lujo y puente cultural entre Asia y América.