En el mundo de la música negra hay voces que se distinguen de una forma muy destacada por encima de las del resto de intérpretes, voces con un poderío casi sobrecogedor, que pese a que hicieron ya su largo recorrido a través de las grabaciones y actuaciones, siguen siendo un ineludible referente para las nuevas generaciones tanto de aficionados como de vocalistas. Y cabría recordar que Etta James, nacida como Jamestta Hawkins el 25 de enero de 1938 en Los Ángeles, California, Estados Unidos, se convirtió desde muy joven gracias a esa voz prodigiosa en más que una promesa, debutando en la radio con apenas cinco años, lo que indica que esta artista irrepetible estaba realmente destinada al éxito. Como casi todos los intérpretes de color sus comienzos estuvieron ligados al gospel, la entrañable música religiosa de la comunidad afroamericana, aunque a lo largo de su dilatada y brillante trayectoria profesional incursionó con igual talento por otros géneros como el jazz, el soul o el propio rhythm and blues. Una voz soul de oro. Etta James.