Hay un ritmo que no se escribe, se respira. Una cadencia antigua que viaja en la sangre, que se esconde en los patios, que se pega a la piel como el polvo del camino. No es solo música, es memoria hecha cuerpo, un diálogo entre los muertos y los vivos… En algún lugar del sur, donde la tierra sabe a sal y a vino, los pies golpean la tierra y las palmas dibujan un mapa invisible. No es soleá, ni seguiriya, es más viejo y más joven a la vez. Lleva siglos escapándose de los libros, burlándose de los puristas, reinventándose en cada esquina.
Hoy hablamos de un viaje musical por una de las manifestaciones músico-popular más antiguas que existen en la península y de un lugar que lo lleva tatuado en el alma: de Huelva. Hoy hablamos de Fandango y lo hacemos con sus directores: Remedios Malvárez y Arturo Andújar.