Diosas y rebeldes Karen Blixen, la mujer detrás de Memorias de África17/11/2025
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Karen Blixen nació en 1885 en Rungstedlund, Dinamarca, hija de un militar aventurero que le enseñó a mirar el mundo con hambre de horizonte. De él heredó la pasión por lo desconocido. Cuando tenía diez años, su padre se suicidó y la herida de esa pérdida marcó toda su vida. Lejos de rendirse, transformó la melancolía en deseo de vivir intensamente.

En 1914, mientras Europa se precipitaba hacia la guerra, Blixen se casó con el barón Bror Blixen-Finecke y partió con él a Kenia, donde levantaron una plantación de café al pie de las colinas del Ngong. Fue allí, en medio de la sabana, donde se convirtió en pionera: la única mujer blanca que dirigía una hacienda en África Oriental Británica. Su matrimonio fracasó pronto, y la enfermedad —una sífilis que la acompañó toda la vida— la hizo más fuerte. Con valentía y elegancia, resistió las deudas, la soledad y las normas que le imponía el mundo.

En Kenia conoció al aviador Denys Finch Hatton, el gran amor de su vida. Su relación, libre y apasionada, fue una historia de entrega sin promesas, interrumpida por la tragedia: el avión de Finch Hatton se estrelló en 1931. Ese mismo año, arruinada y sola, Karen regresó a Dinamarca. En su maleta llevaba tierra africana y una historia que necesitaba contar.

De ese regreso nació Lejos de África, publicada en 1937 bajo el seudónimo Isak Dinesen. El libro la consagró como una de las grandes narradoras del siglo XX. Hemingway la admiró, la crítica la veneró y el público descubrió en su voz una mezcla única de elegancia nórdica y ardor africano. Sus Cuentos góticos y Las historias del destino confirmaron su talento singular: una literatura de belleza exacta, entre la memoria y la leyenda.

Pasó sus últimos años en Rungstedlund, débil pero lúcida, rodeada de pájaros y amigos. Murió en 1962, mirando el mar. Décadas después, Memorias de África llevó su historia al cine, pero su verdadera película había sido su vida: una mujer que desafió las reglas, que amó sin miedo y que escribió para no desaparecer.

Karen Blixen fue una pionera de alma y palabra, una diosa y una rebelde.

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