Su nombre era María Pacheco, granadina de la casa de los Mendoza, y su destino quedó marcado por la guerra de las Comunidades de Castilla. Viuda de Juan de Padilla, se negó a rendirse ante Carlos V y convirtió Toledo en su bastión de resistencia. Mandó traer artillería, organizó tropas y sostuvo la ciudad cuando toda Castilla ya había caído. Fue la última voz de una revuelta que quiso cambiar el futuro del reino.
Tras la derrota comunera, huyó de Toledo y terminó sus días en Oporto, en el exilio, condenada a muerte por el emperador que nunca la perdonó. Educada en lenguas clásicas, pudo sobrevivir como traductora y vivió acompañada por humanistas como Diego Sigeo. Hoy es recordada como una líder que defendió Toledo hasta el final y convirtió la derrota en dignidad. En su historia nos detenemos en 'Guerreras españolas en la Historia', junto a la filóloga y escritora Ana Morilla.