Una mujer cabalga junto a Hernán Cortés en plena conquista de la Nueva España, empuña espada y rodela y combate como un soldado más. Se llamaba María de Estrada y participó activamente en acciones bélicas durante la campaña, tal como reflejan las crónicas del siglo XVI, que se asombran ante su valor y su habilidad en la lucha. No fue asistente ni figura secundaria: defendió su vida y la de los suyos con arma en mano.
A su paso por México quedó registrada su presencia en la guerra y más tarde en la vida civil. Fue encomendera en Tetela del Volcán, casada primero con Pedro Sánchez de Farfán y después con Alonso Martín Partidor. Falleció sin descendencia y su legado se refleja hoy no en grandes estatuas, sino en la huella silenciosa de las crónicas que la mencionan. En su historia nos detenemos en Guerreras españolas en la Historia, junto a la filóloga y escritora Ana Morilla. (23/12/25)